MIENTRAS CATALUÑA ARDE…
Si la insurrección del independentismo catalán se hubiera
producido con un gobierno del PP ahora mismo estaría toda la izquierda
reclamando la dimisión del Presidente, Ministro de Interior, Jefes de la
Policía Nacional y Guardia Civil y hasta del portero de Moncloa, basta ver la
reacción del Ministro Marlaska y de su troupe ante el certero discurso del
General Garrido que apuntó a la diana del independentismo.
Pero ahora no están Rajoy ni Casado al frente del Gobierno.
Ahora está gobernando en funciones un paniaguado del independentismo; alguien
que se echó en sus manos para derribar a un Gobierno legítimo con el pretexto
de que alguien de su Partido había metido la mano en el saco. Pecado capital
éste tratándose del PP pero no así dentro del PSOE donde sus ex presidentes se
recrearon en la cueva de Alí-Babá andaluza de San Telmo.
Sánchez necesitó de los independentistas y la traición que
anida en los genes de estos le hicieron caer, Sánchez sabe que no podrá
gobernar sin ellos a no ser que sume con Ciudadanos pero ese tren ya pasó y
unos y otros se quedaron en tierra. Sánchez va a necesitar el apoyo de los independentistas y su estrategia de
distanciamiento cuando no de enfrentamiento con ellos (son socios de gobierno
en Ayuntamientos y Diputaciones) tiene como fin el crecimiento del PSC de
Iceta, caladero clásico de votos socialistas que hay que volver a traer al
redil, salvo que la ambigüedad del saltimbanqui catalán haga ver a los suyos
que el PSC está más cerca del secesionismo que del catalanismo democrático.
Hace pocos días que no votó la moción de censura a Torra y ahora con la boca
chica pide su dimisión, por eso de las apariencias.
Así las cosas y mientras Cataluña arde por los cuatro
costados, Sánchez sigue mirándose en el espejo y consultando a su brujo sin
atreverse a coger el toro por los cuernos y con la vista puesta en el 10-N, no
vaya a ser que disminuyan por ello su cosecha de votos. Está sacrificando a
unos cuantos agentes de la Policía
Nacional y de la Guardia Civil, insuficientes en número y con escasos medios
para cumplir dignamente su función, sin atreverse a cortar por lo sano como
hubiera exigido de estar en la oposición. No vale con soltar un manifiesto en
hora punta para decir que “contempla todos los escenarios”. Faltaría más que no
los contemplase pero la imagen que están dando Cataluña y España, con dos
Gobiernos incapaces de cortar la insurrección, uno por complicidad y otro por
cobardía no es lo que necesitamos en este momento en que se ven venir de nuevo
las vacas flacas. Sus cachorros del socialismo madrileño apoyan a los
insurrectos y gritan la consigna muy de izquierdas “la política se hace en las
calles”.
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Barcelona también ardía hace cien años. No aprenden. |
Y Marlaska, ¡Válgame Dios,
Marlaska!, cenando tranquilamente en un bar de gente guapa de Chueca mientras
sus policías son atacados con cocteles molotov, botellas de ácido, bolas de
acero, adoquines, bombonas de butano con iniciador y miles de objetos más. Se
escuda en el cuento de que la Policía Autonómica y Nacional están debidamente
coordinados y controlan la situación cuando sabe que la mitad de los mossos son
independentistas y no solo no reparten estopa sino que colaboran en la
insurrección aconsejando a los salvajes de ERC, esos que dice Torra que son
pacíficos y confunde con infiltrados que vienen a desprestigiar el movimiento
independentista democrático y pacífico. Ya hasta Rufián le ha contestado que
“son los de siempre y son de aquí”. Marlaska ha perdido su gran ocasión. De poder
ser nombrado “Pacificador de la Diagonal y Marqués del Parelelo” a quedar como
un cobarde que no es capaz de enfrentarse a la realidad y cortar de plano la
insurrección, solo hay una excusa, que piense que “para lo que le queda en este
convento …”. Para mayor cachondeo hoy sale el personaje diciendo que “se puede
visitar Barcelona con normalidad” cuando cientos de turistas que visitaban la
Sagrada Familia (dentro de cincuenta años la Gran Mezquita) han quedado
atrapados por las turba insurrecta.
El oportunista y cobarde presidente en funciones va y dice en
Bruselas que solo actuará “cuando lo entienda la ciudadanía”. No conozco los
métodos que tendrá Sánchez para determinar cuándo entenderá la ciudadanía que
debe intervenir. Seguramente encargará una encuesta a Tezanos y en horas
veinticuatro éste responderá que solo una minoría de españoles quiere la
aplicación de medidas más duras ante el levantamiento catalán. A Sánchez se le ve más el plumero cada día
que amanece. Sacrifica la imagen de España por un puñado de votos y para mí, aunque
soy lego en temas judiciales, esta
inacción del Presidente en funciones me suena a prevaricación y traición y, a
falta de otros medios a mi alcance, pido a Dios y a las urnas que le den su
merecido y lo conviertan como su maestro Zapatero en muñeco de cera que adorna
el Consejo de Estado.
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