¿PROHIBIDO
COMER CARNE?
Unos
iluminados de la ONU, seguramente pagados por poderes fácticos con a saber
cuáles intereses, nos vienen a decir que
el futuro de la humanidad depende en gran parte del cambio en la alimentación
de la misma. Desde luego que sí, el
futuro del tercer mundo sí que depende y mucho del cambio en la alimentación,
en la cantidad y en la calidad de lo que consumen, aunque la primera sea ahora
la más urgente.
El “mundo
civilizado”, desarrollado y autosuficiente se alimenta bien, en cantidad y
calidad, de todo lo que desea, produciéndolo o comprándolo y precisamente en
esta sociedad “harta de comer” surge la “gilipolluá” de que los animales son para contemplarlos y no para comerlos
(argumento de los animalistas) o que la explotación intensiva de granjas de
bovino y porcino contribuyen a acelerar el cambio climático (argumento de los
ecologistas).
Se suele
decir por mi tierra que “cada día que amanece el número de tontos crece” y en
este mundo mundial hay cabida para todos. Ya me gustaría a mí ver a esos
salvadores del planeta que sestean en la ONU en cualquier país subsahariano o
asiático comiendo y bebiendo lo poco y mal a que sus habitantes están
acostumbrados, pero es que desde la opulencia es fácil fomentar la corrupción
moral hasta llegar al punto de
despreciar al más de medio mundo que pasa hambre.
Soluciones
hay si es que es verdad que los pedos de las vacas debilitan la capa de ozono y
eso es tan fácil como llevar al África subsahariana los millones de “vacas
sagradas” que deambulan por la India sin que nadie se las coma y ya veríamos lo poco que tardarían en disminuir.
Si la culpa es de los cerdos, una solución sería conseguir que los chinos se
conviertan al Islam y dejen de comerlos.
Ahora que en
España estamos exportando porcino para abastecer el creciente mercado chino y
no nos cansamos de repetir que “del cerdo nos gusta hasta los andares”, vienen
los “Superman” de la ONU a decirnos que la fabada hay que hacerla solo con
judiones o con un compuesto vegetal con sabor a chorizo, morcilla o tocino; o
que unas cuantas hojas de parra prensadas y tratadas químicamente nos harán
creer que comemos oreja o careta de cerdo.
No sé si
estos aventajados próceres podrán convencer a los paletos granjeros americanos
de que las fiestas las tienen que hacer con mazorcas de maíz en vez de canales
de vacuno pero de lo que estoy seguro es de que a los de esta tierra no nos van
a convencer de renunciar a un buen chuletón de “rubia gallega” por más que
veamos el mundo en manos de los cuatro jinetes apocalípticos.
Habrá que
decirles a este consejo de sabios y a los ecologistas de asfalto que estoy
hasta los mismos esos de que los jabalíes me destrocen a diario la acequia que
utilizo para regar mis chopos o que los ciervos que se reproducen como conejos
en la Sierra del Segura los tronchen o los pelen al restregarse.
Entiendo y
respeto que haya gente que se alimente con mazorcas o palomitas de maíz,
cebada, avena, arroz y otros cereales y que además se los sirvan con sabor a
cordero o cerdo, lo que indica que en el fondo echan de menos esos sabores pero
siguen las modas de la progresía más absurda para alimentar un ego que solo
destaca cuando se escapa de la normalidad; pero entendiendo todo eso les pido
que me dejen comer a mi gusto, que para no ofenderles matando borregos (eso lo
hacen los musulmanes y no hay cojones a criticarlo) como carne de cabrito o de
cordero lechal y prefiero el cochinillo al cerdo adulto y el pichón a la
paloma. Los conejos que han socavado los taludes de autovías y vías férreas son
también un plato exquisito en gazpacho, arroz o simplemente fritos con ajos y
de las liebres, qué decir de un gazpacho con liebre, perdiz, conejo y palomo;
pero en fin, sobre gustos no hay nada escrito, si los homínidos africanos solo
hubieran comido hierba vivirían todavía sobre los árboles y nosotros no
estaríamos aquí.
Para
terminar solo me queda pedir a ese grupo elitista de la ONU que se alimenta de
caviar, ostras, langostas y similares y a sus ignorantes seguidores (hasta una
Universidad inglesa ha prohibido el consumo de carne en sus instalaciones) que piensen en ese
medio mundo que pasa hambre por culpa de
nuestra explotación de sus materias primas, de nuestro fomento a su falta de
formación y de medios y de nuestra colaboración a mantener gobiernos
dictatoriales que nos hacen el juego económico a costa de su enriquecimiento y
el hambre de sus gobernados. Que piensen en todos ellos y dejen tranquilas a
las vacas y a los cerdos en su noble destino.
“www.pacodelhoyo.blogspot.com”
No hay comentarios:
Publicar un comentario