miércoles, 14 de agosto de 2019

¿PROHIBIDO COMER CARNE?





¿PROHIBIDO COMER CARNE?

Unos iluminados de la ONU, seguramente pagados por poderes fácticos con a saber cuáles  intereses, nos vienen a decir que el futuro de la humanidad depende en gran parte del cambio en la alimentación de la misma. Desde luego que sí,  el futuro del tercer mundo sí que depende y mucho del cambio en la alimentación, en la cantidad y en la calidad de lo que consumen, aunque la primera sea ahora la más urgente.

El “mundo civilizado”, desarrollado y autosuficiente se alimenta bien, en cantidad y calidad, de todo lo que desea, produciéndolo o comprándolo y precisamente en esta sociedad “harta de comer” surge la “gilipolluá” de que los animales son  para contemplarlos y no para comerlos (argumento de los animalistas) o que la explotación intensiva de granjas de bovino y porcino contribuyen a acelerar el cambio climático (argumento de los ecologistas).
Se suele decir por mi tierra que “cada día que amanece el número de tontos crece” y en este mundo mundial hay cabida para todos. Ya me gustaría a mí ver a esos salvadores del planeta que sestean en la ONU en cualquier país subsahariano o asiático comiendo y bebiendo lo poco y mal a que sus habitantes están acostumbrados, pero es que desde la opulencia es fácil fomentar la corrupción moral hasta llegar al punto de  despreciar al más de medio mundo que pasa hambre.

Soluciones hay si es que es verdad que los pedos de las vacas debilitan la capa de ozono y eso es tan fácil como llevar al África subsahariana los millones de “vacas sagradas” que deambulan por la India sin que nadie se las coma y  ya veríamos lo poco que tardarían en disminuir. Si la culpa es de los cerdos, una solución sería conseguir que los chinos se conviertan al Islam y dejen de comerlos.

Ahora que en España estamos exportando porcino para abastecer el creciente mercado chino y no nos cansamos de repetir que “del cerdo nos gusta hasta los andares”, vienen los “Superman” de la ONU a decirnos que la fabada hay que hacerla solo con judiones o con un compuesto vegetal con sabor a chorizo, morcilla o tocino; o que unas cuantas hojas de parra prensadas y tratadas químicamente nos harán creer que comemos oreja o careta de cerdo.

No sé si estos aventajados próceres podrán convencer a los paletos granjeros americanos de que las fiestas las tienen que hacer con mazorcas de maíz en vez de canales de vacuno pero de lo que estoy seguro es de que a los de esta tierra no nos van a convencer de renunciar a un buen chuletón de “rubia gallega” por más que veamos el mundo en manos de los cuatro jinetes apocalípticos.

Habrá que decirles a este consejo de sabios y a los ecologistas de asfalto que estoy hasta los mismos esos de que los jabalíes me destrocen a diario la acequia que utilizo para regar mis chopos o que los ciervos que se reproducen como conejos en la Sierra del Segura los tronchen o los pelen al restregarse.

Entiendo y respeto que haya gente que se alimente con mazorcas o palomitas de maíz, cebada, avena, arroz y otros cereales y que además se los sirvan con sabor a cordero o cerdo, lo que indica que en el fondo echan de menos esos sabores pero siguen las modas de la progresía más absurda para alimentar un ego que solo destaca cuando se escapa de la normalidad; pero entendiendo todo eso les pido que me dejen comer a mi gusto, que para no ofenderles matando borregos (eso lo hacen los musulmanes y no hay cojones a criticarlo) como carne de cabrito o de cordero lechal y prefiero el cochinillo al cerdo adulto y el pichón a la paloma. Los conejos que han socavado los taludes de autovías y vías férreas son también un plato exquisito en gazpacho, arroz o simplemente fritos con ajos y de las liebres, qué decir de un gazpacho con liebre, perdiz, conejo y palomo; pero en fin, sobre gustos no hay nada escrito, si los homínidos africanos solo hubieran comido hierba vivirían todavía sobre los árboles y nosotros no estaríamos aquí.

Para terminar solo me queda pedir a ese grupo elitista de la ONU que se alimenta de caviar, ostras, langostas y similares y a sus ignorantes seguidores (hasta una Universidad inglesa ha prohibido el consumo de carne en  sus instalaciones) que piensen en ese medio  mundo que pasa hambre por culpa de nuestra explotación de sus materias primas, de nuestro fomento a su falta de formación y de medios y de nuestra colaboración a mantener gobiernos dictatoriales que nos hacen el juego económico a costa de su enriquecimiento y el hambre de sus gobernados. Que piensen en todos ellos y dejen tranquilas a las vacas y a los cerdos en su noble destino.

“www.pacodelhoyo.blogspot.com”   



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