DINERO EN EFECTIVO,
UN CALVARIO
IMPUESTO POR LA BANCA
Publica EL MUNDO un interesante trabajo de J. Aguirre/El
Mundo Gráficos en el que se viene a anunciar que dentro de cinco años el 5% de
los españoles, unos tres millones, no tendrá acceso a din
En el medio rural, que ocupa el 90% del territorio, solo
vive el 20% de la población, casi 7.000
municipios (85%) en los que residen unos siete millones de españoles y de los
cuales 5.000 están por debajo de los 1.000 habitantes. El hecho de que la
población rural disminuye a pasos agigantados comienza a preocupar “de
boquilla” a nuestra acomodada clase política y el reparto de escaños de las
provincias menos pobladas tiene poco recorrido y por tanto apenas es
preocupante, el voto de la España rural cada vez tiene menos peso en el cómputo
nacional pero no deja de ser motivo de discurso político en campaña y de olvido
pasada esta.
La despoblación lleva consigo la disminución de servicios, de
inversiones, de atenciones públicas y privadas que contribuyen al decaimiento
de la calidad de vida de sus habitantes y ya para colmo de males se nos anuncia
que la Banca hace retirada y dentro de pocos años la mitad de la población
rural no dispondrá de medios para obtener dinero en efectivo. Estábamos
acostumbrados a aquellos buenos tiempos en los que la Caja Postal cubría todo
el territorio nacional y el Cartero Rural podía surtir de efectivo a cualquier
rincón por recóndito que fuera. Posteriormente fueron las Cajas de Ahorro las
que en razón a su “finalidad social” se establecieron por todo el territorio y
proporcionaron servicios bancarios, directamente en casi todas las poblaciones y de forma
puntual al resto.
La torpeza del Ministro Solchaga que se empeñó en salvar a la
ruinosa banca pública dispersa (acomodo de cesantes) con otra ruinosa banca pública concentrada
(acomodo de amigos y cesantes), Argentaria, sacrificando la única Entidad que
prestaba servicio bancarios directos en todo el territorio nacional y ofrecía además
cuotas de rentabilidad, la Caja Postal, desgajándola de los servicios postales
que fueron su origen, convirtió a las Cajas de Ahorro en la únicas prestadoras
de servicios bancarios con presencia geográficamente más extendida. Paralelamente
el todopoderoso Felipe González permitió
la entrada de la política en la gestión de las Cajas propiciando con ello su
corrupción y autodestrucción.
De tales barros vienen estos lodos. Las Cajas desaparecieron
convirtiéndose en Bancos a costa del erario público y la “función social” dio
lugar a una guerra por sanear plantillas y obtener beneficios a fin de
colocarlos en situación de supervivencia o en atractivos sujetos de fusión. El
medio rural quedó en manos de la Banca clásica, que jamás había reparado en la
existencia de esta España y ahora veía la oportunidad de ampliar el negocio de
particulares con una exagerada ampliación de la red sin reparar en que una oficina rural exigía
iguales o superiores medios que cualquier sucursal urbana para obtener
inferiores rendimientos.
El tiempo se encargó de poner las cosas en su sitio. La
crisis y la competencia hicieron disminuir los márgenes y con ello los
resultados de las sucursales. La Banca resultante de las fusiones de las Cajas
redujo drásticamente su presencia en el medio rural y lo mismo comenzó a hacer
la gran Banca. A ello se unió el desarrollo de nuevos sistemas informáticos que
están haciendo desaparecer el concepto clásico que se tenía de la banca por el
cual la relación entidad cliente era intensa y permanente y llegar al punto de
que un cliente es un número que proporciona beneficios a la entidad y que deja
de ser rentable en tanto disminuya su aportación a la cuenta de resultados.
El negocio clásico de la banca dejó paso a otros campos cuya
explotación pudiera ser más rentable, fondos, seguros, planes de pensiones,
“ladrillo”, hipotecas y otros destinados a clientes más especiales y todo eso
en el mundo rural tiene menor recorrido que en las aglomeraciones urbanas por
lo que la clientela rural deja de ser atractiva y rentable y eso invita a una
aparatosa huida que comienza con dejar el negocio a agentes ajenos a la entidad
(corresponsalías) para acabar con el cierre definitivo una vez comprobada la
ineficacia de éstas.
Pero ya no es solo en el medio rural. En el entorno urbano el
BBVA da el primer paso al abandonar a su
suerte a la clientela menos capacitada para utilizar los avanzados medios
informáticos que la entidad ofrece. Suprime de un plumazo las operaciones con dinero
efectivo en sus ventanillas y obliga a muchos de sus clientes a utilizar los
cajeros automáticos a pesar de la dificultad de estos para acomodarse a las
novedades tecnológicas. La estrategia no se basa en hacer desaparecer el
efectivo en las sucursales y reducir el tiempo de atención al cliente en caja,
se trata de algo más, es la forma de desprenderse de una clientela que genera
pocos beneficios porque suele ser de mayor edad, titular de depósitos que ya no
son del interés de la entidad y no susceptible de contratar productos
considerados rentable, planes de pensiones, seguros, hipotecas etc. En
definitiva, deshacerse de todos aquellos clientes que no se consideran rentables y no sean
capaces de adaptarse a las nuevas tecnologías por las que el BBVA apuesta y que
el resto de entidades también consideran.
El furgón de Prosegur acompañando a un empleado bancario para
llevar “la paga” a los pensionistas de pueblos y aldeas más alejados ya es cosa
del siglo pasado. Los pueblos se quedan sin entidades bancarias y eso lastra su
desarrollo y aumenta su declive; los políticos lo saben y callan. Algún
Ayuntamiento ha contratado ya con una multinacional de cajeros automáticos
(nada que ver con la huidiza banca española) para su instalación en el
municipio, asumiendo costes pero en beneficio de los vecinos, que pagan
impuestos y necesitan servicios.
La banca es un negocio no una hermana de la caridad y no está
claro hasta qué punto los gobiernos pueden condicionar el ámbito de actuación
de la misma. Sí en cambio pueden llegar a acuerdos que compensen la actividad
bancaria rural con algún tipo de beneficio para las entidades que la realicen,
todo es cuestión de voluntad política pero de esto es de lo que carece
mayormente la clase política española. Al medio rural entre todos lo mataron y
él solito se murió.
“pacodelhoyo.blogspot.com”
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