EL CORPUS Y EL COLONIALISMO TOLEDANO
Estreno mi colaboración con este medio a invitación de Sara
Ruiz, a la que tuve la suerte de conocer cuando comenzaron mis pinitos en El
Pueblo, el diario local que como a otros, la impresión en papel se llevó por
delante.
No es la primera vez que escribo sobre este asunto pero es
que no puedo evitar sublevarme ante el despotismo del taifa de turno que gobierna en Toledo creyéndose uno más de
la lista de reyes godos o heredero directo del Emperador Carlos V. Salvo la
Sra. Cospedal que en vez de gobernar se dedicó a administrar la ruina de la
crisis (y así le fue) el resto de taifas
se suben a los torreones del Alcázar y desde allí contemplan los cuatro
puntos cardinales que abarcan su imperio; descienden luego a “San Gil” a soltar
la perorata de conveniencia y entre aplausos de paniaguados y abucheo de
aspirantes a serlo, terminan su procesión en “Fuensalida”, donde allí y lejos de los ruidos de la chusma opositora,
reúnen a su corte de soplagaitas y tiralevitas para santificar el mazapán por
encima del morteruelo o el atascaburras.
La celebración del Corpus, primera fiesta local de la “ciudad
imperial”, no es algo que se celebre solamente en Toledo; se trata de una
fiesta religiosa de primer rango que se celebra en toda España pero que con la
desaparición del santoral festero en el nuevo régimen, la iglesia decidió
trasladar esa festividad al domingo siguiente y así se hace salvo en aquellos
lugares, como Toledo, en los que disfruta de un carácter especial.
Tan especial es el Corpus de Toledo que el “taifa” Page
cuando solo era “zalmedina” y “zabazoque” de la ciudad, solicitó del “valí” Barreda que extendiera por
todo el reino tal celebración, cosa que estableció en 2011 y desde entonces
todos los territorios gobernados por Toledo tienen la obligación de rendir
culto el mismo día que se hace en Toledo, imponiendo así la fiesta patronal de
la “capital del imperio” sobre las otras fiestas patronales de las restantes
cuatro capitales de provincia castellano-manchegas, ninguneando a la Virgen del
Prado de Ciudad Real, la Virgen de la Antigua de Guadalajara, San Julián de Cuenca y San Juan
de Albacete. ¿Por qué no establecen para con los Patronos la misma alternancia
con que se celebra el día de la región? Solo de pensar en el careto que se les
quedaría a los orgullosos toledanos celebrando San Julián un 28 de enero , me
partiría de risa.
No solo es impertinente la imposición a toda la Región de la
celebración de la fiesta patronal de la capital toledana sino que además, en
una época en la que pretendemos no perder jornadas laborales en interminables
puentes, nos obligan a celebrar una fiesta en jueves, que descoloca al mundo
laboral y beneficia especialmente a la Administración Pública que aprovecha
cualquier oportunidad para reducir al mínimo la plantilla.
Contra Madrid se vivía mejor, dicen muchos de los que han
conocido los dos últimos regímenes. Ahora el poder de Madrid se reparte en
diecisiete capitales regionales que miran para sí mismas repartiendo al resto
las migajas. No sé como hubiera sido la permanencia de Albacete dentro del
reino de Murcia y su posterior Comunidad Autónoma pero de lo que estoy
convencido es de que según un dicho de mi pueblo: “Albacete pinta en Toledo
menos que chafachorras en Madrid”. Tan poca es la consideración en que se tiene
a Albacete que el taifa toledano se permite hasta negociar en nuestro nombre y
colocarnos no uno sino dos alcaldes a su
antojo. Como lo mismo ha hecho en Ciudad Real y Guadalajara se confirma mi
convicción de que las otras cuatro provincias de la región no son sino colonias
de Toledo, un colonialismo por cierto aplaudido por tanto paniaguado de
provincias que desde la política y la
administración son fieles servidores del despotismo allí instalado.
El Corpus para los toledanos, nosotros tenemos nuestro San
Juan y nuestra Virgen de los Llanos. No necesitamos más.
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