martes, 18 de junio de 2019

EL CORPUS Y EL COLONIALISMO TOLEDANO







EL CORPUS Y EL COLONIALISMO TOLEDANO

Estreno mi colaboración con este medio a invitación de Sara Ruiz, a la que tuve la suerte de conocer cuando comenzaron mis pinitos en El Pueblo, el diario local que  como  a otros, la impresión en papel se llevó por delante.

No es la primera vez que escribo sobre este asunto pero es que no puedo evitar sublevarme ante el despotismo del taifa de turno  que gobierna en Toledo creyéndose uno más de la lista de reyes godos o heredero directo del Emperador Carlos V. Salvo la Sra. Cospedal que en vez de gobernar se dedicó a administrar la ruina de la crisis (y así le fue) el resto de taifas  se suben a los torreones del Alcázar y desde allí contemplan los cuatro puntos cardinales que abarcan su imperio; descienden luego a “San Gil” a soltar la perorata de conveniencia y entre aplausos de paniaguados y abucheo de aspirantes a serlo, terminan su procesión en “Fuensalida”, donde allí y  lejos de los ruidos de la chusma opositora, reúnen a su corte de soplagaitas y tiralevitas para santificar el mazapán por encima del morteruelo o el atascaburras.

La celebración del Corpus, primera fiesta local de la “ciudad imperial”, no es algo que se celebre solamente en Toledo; se trata de una fiesta religiosa de primer rango que se celebra en toda España pero que con la desaparición del santoral festero en el nuevo régimen, la iglesia decidió trasladar esa festividad al domingo siguiente y así se hace salvo en aquellos lugares, como Toledo, en los que disfruta de un carácter especial.

Tan especial es el Corpus de Toledo que el “taifa” Page cuando solo era “zalmedina” y “zabazoque” de la ciudad,  solicitó del “valí” Barreda que extendiera por todo el reino tal celebración, cosa que estableció en 2011 y desde entonces todos los territorios gobernados por Toledo tienen la obligación de rendir culto el mismo día que se hace en Toledo, imponiendo así la fiesta patronal de la “capital del imperio” sobre las otras fiestas patronales de las restantes cuatro capitales de provincia castellano-manchegas, ninguneando a la Virgen del Prado de Ciudad Real, la Virgen de la Antigua de  Guadalajara, San Julián de Cuenca y San Juan de Albacete. ¿Por qué no establecen para con los Patronos la misma alternancia con que se celebra el día de la región? Solo de pensar en el careto que se les quedaría a los orgullosos toledanos celebrando San Julián un 28 de enero , me partiría de risa.

No solo es impertinente la imposición a toda la Región de la celebración de la fiesta patronal de la capital toledana sino que además, en una época en la que pretendemos no perder jornadas laborales en interminables puentes, nos obligan a celebrar una fiesta en jueves, que descoloca al mundo laboral y beneficia especialmente a la Administración Pública que aprovecha cualquier oportunidad para reducir al mínimo la plantilla.

Contra Madrid se vivía mejor, dicen muchos de los que han conocido los dos últimos regímenes. Ahora el poder de Madrid se reparte en diecisiete capitales regionales que miran para sí mismas repartiendo al resto las migajas. No sé como hubiera sido la permanencia de Albacete dentro del reino de Murcia y su posterior Comunidad Autónoma pero de lo que estoy convencido es de que según un dicho de mi pueblo: “Albacete pinta en Toledo menos que chafachorras en Madrid”. Tan poca es la consideración en que se tiene a Albacete que el taifa toledano se permite hasta negociar en nuestro nombre y colocarnos  no uno sino dos alcaldes a su antojo. Como lo mismo ha hecho en Ciudad Real y Guadalajara se confirma mi convicción de que las otras cuatro provincias de la región no son sino colonias de Toledo, un colonialismo por cierto aplaudido por tanto paniaguado de provincias que desde la política  y la administración son fieles servidores del despotismo allí instalado.

El Corpus para los toledanos, nosotros tenemos nuestro San Juan y nuestra Virgen de los Llanos. No necesitamos más.


 

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