viernes, 28 de septiembre de 2018

SISANTE Y LA VISITA DE PAGE






SISANTE Y LA VISITA DE PAGE


Sisante tiene un color especial …. –igual que Sevilla en la canción de “Los del Río”- Sisante sigue teniendo su duende… -ahí ya me asaltan las dudas-, porque ese duende debe estar muy escondido entre casas solariegas, iglesias, ermitas y conventos –la mayor muestra de arquitectura civil y religiosa de todos los pueblos de la Manchuela- y es poca la gente que se atreve a buscarlo y más los que viéndolo no saben lo que ven o simplemente no lo  ven –tal es el  caso de la Ermita de la Concepción de la que la descripción en Sisante Net olvida lo más trascendental de la misma que es la capilla que representa la pasión de Cristo pintada con frescos de Felipe Navarro a finales del siglo XVIII-.


Sisante tiene un problema con los ojeadores de arte religioso y civil y es que entra en competencia con  San Clemente, Belmonte o Alarcón y los ojos de estos no ven más allá de los tres pueblos del sur de la provincia, que pretenden arrogarse no solo su pasado medieval, indiscutible por otra parte, sino toda la historia en los siglos posteriores y ahí es donde no podemos estar de acuerdo,  porque los siglos XVII, XVIII y XIX hicieron de Sisante un emporio económico y comercial, centro de pensamiento y escenario de hechos históricos memorables; recordemos la proclamación de la primera República por Froilán Carvajal desde el balcón principal del Ayuntamiento o la inauguración del tercer cementerio en España, establecidos por real disposición de Carlos III , que dio lugar a una confrontación con el clero que llegó hasta el Consejo del Reino. Aún a finales del siglo XIX seguía siendo lugar preeminente en la comarca –ver artículo de Ramón González en la página 16 de este número de 6 Flores-.


Hace unos meses traje a Sisante a un amigo mío de Albacete, colaborador en “6 Flores”, maestro, abogado, juez y doctor en criminología. Me acompañó en la visita guiada al Sisante monumental que Leandro Toledano organiza cada año con los últimos cursos del Colegio y del Instituto. Confieso que la admiración que en él veía al paso por cada piedra, puertas, escudos, imágenes, frescos etc. me hacía sentirme orgulloso y a veces emocionado por su fijación y sus comentarios. En uno de los momentos me decía “si este pueblo estuviera en la Manchuela albacetense sería lugar de peregrinación y turismo cultural”. Así lo veo yo  también pero  considero una mala suerte pertenecer a una provincia que establece en la Mancha y Manchuela solo tres puntos cardinales.


La Feria de Sisante este año también ha tenido un color especial, el mismo con el que se revestía Monseñor José María Yanguas en la solemne celebración religiosa del día 14. No es frecuente sino extraño que un Presidente de la Región se digne a visitar un pueblo que hace tiempo bajó del listón de 2.000 habitantes y, aunque esta visita siempre es motivo de satisfacción - vista con criterios objetivos-, me asalta la duda de si la finalidad de la misma era por ese “duende” que tiene Sisante,  por la proximidad de cita electoral –que por su censo pudiera resultar insignificante- o simplemente porque le pillaba de paso.


Sea cual fuere la intencionalidad de la visita del Presidente, entiendo que la cortesía debe ser nuestro signo de identidad, independiente de preferencias ideológicas y por eso no apruebo las críticas que ha recibido en las redes el Presidente de la Cofradía de N.P. Jesús Nazareno solo por el hecho de haberse fotografiado con el Presidente Page. Entiendo también y así lo espero, que esta visita no debiera ser desaprovechada por las autoridades locales –al político hay que ensalzarlo y engordarlo, que a estómago lleno cuestan menos los favores- a la hora de presentar al Presidenta la batería de necesidades de un pueblo que envejece por momentos y necesita un centro de salud –prometido y olvidado- acorde con las circunstancias. Un pueblo que ha sufrido las consecuencias del mal gobierno de las empresas establecidas en el polígono industrial y que necesita reactivarlo con urgencia; en fin, de todo aquello que pueda ayudar si no a crecer al menos a mantener el pueblo con un modo de vida digna.


¡Bienvenido Mister Marshall, pero no nos hagas lo que aquél  en Villar del Río!
(6 Flores, Nº 53 Septiembre 2018)


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