EL BUS DE LAS PUERTAS GIRATORIAS
Si en algo estoy de acuerdo con podemitas y riveritas es que
dicen que pretenden regenerar la vida política y convertirla en un ejercicio
noble al servicio de la ciudadanía. Yo también lo pretendo con mi voto y como
ellos, lo digo, aunque por su parte todo se quede en el dicho, que del dicho al
hecho hay mucho trecho. La regeneración política se hace en las Instituciones por quienes prometieron hacerla
y están dentro de ellas por mandato del voto ciudadano. En el caso de Podemos,
lo prometieron, pero apenas han echado a andar y ya cojean como la “casta” a la
que criticaron y de la que ya forman parte.
Pablo Iglesias ya dejó claro que su presencia en las
Instituciones era para derribarlas como parte de lo que él llama “el Régimen del
78”. De hecho su presencia en las mismas solo se caracteriza por parecer una
máquina de acoso y derribo y no como una formación política comprometida con la
sociedad y que acepta las reglas del juego.
En este país estamos acostumbrados desde siempre a que
nuestra clase política gobierne pensando en el presente de la Nación y en su
futuro propio. Ya en el Siglo XIX la incipiente industria colocaba a sus vástagos en la política para obtener
favores y privilegios del Estado. Eso siguió en el Siglo XX y tanto la
burguesía industrial como las grandes familias de terratenientes dedicaron a la
política parte de sus retoños –entre los terratenientes no solo a la política
sino a la milicia y a la judicatura-. La República trajo consigo el acceso a la
política de clases menos favorecidas, que tampoco fueron ejemplo de nada porque
hubo quienes acumularon cargos y se encargaron de prepararse un futuro holgado
en el exilio. La Dictadura tampoco fue novedosa en la defensa de la ética
política y el despegue industrial como el turístico sirvieron para que muchos
cargos del régimen se enriquecieran.
El Trolebús servía para transportar gente |
Fue en la Dictadura cuando las empresas públicas creadas por
el régimen sirvieron, primero para colocar a los próceres o allegados del mismo
y posteriormente para servir de “cementerio de cesantes”. Endesa, Cepsa,
Campsa, Renfe, Telefónica, los diferentes Bancos públicos etc. tuvieron en sus
consejos de administración a políticos cesados y recolocados como premio a sus
servicios y fidelidad. A partir de 1980 los
diferentes Gobiernos de Felipe González y José Mª Aznar acometieron la labor de
privatizar cuanto pudieron del sector público, en un proceso con luces y sombras en el que la
clase política salió beneficiada en cuanto que se aseguró la vida más allá de
la muerte política, que para algunos tardó mucho en llegar. De hecho, una
tercera parte de los Ministros con González, Aznar y Zapatero fueron a parar a
las grandes empresas en puestos ejecutivos, de representación o de
asesoramiento.
El “Régimen del
78”,como dicen los podemitas, trajo consigo la “puerta giratoria”,
puertas a las que éstos ya están empezando a acceder a pesar de su corta
existencia y a pesar de su insistencia en criticarla. Cierto es que el asunto
de la recolocación de políticos sonroja a cualquiera menos a ellos. Además se
da la circunstancia de que a la clase política se accede cada vez con menos
formación y más precariedad, lo que ha convertido la política en una profesión
en la que la gente procura instalarse de por vida, de ahí que sea necesario disponer
de un entramado de chiringuitos, empresas púbicas municipales y autonómicas,
asesorías de mil y una especialidad, etc, etc, para que aquellos que llegaron
con una mano atrás y otra delante tengan asegurado el refugio en su declive.
El Bibliobús servía para culturizar gente |
Cierto es también que el “Régimen del 78” ha incorporado a la
vida pública a muchos profesionales altamente cualificados, algunos de los
cuales han utilizado los cargos para enriquecerse, pero que en su gran mayoría han pasado por la
política dejando en ella lo mejor de sí mismos y una vez culminada su etapa han
vuelto lógicamente a sus orígenes, en las empresas, profesiones liberales,
Administración, docencia etc.
El “Régimen del 78” también se ha provisto de una ley de
incompatibilidades, la “Ley 5/2006, de 10 de abril, de regulación de los conflictos de intereses de los miembros del
Gobierno y de los Altos Cargos de la Administración General del Estado”, que en
su Artículo 6 trata de las “Limitaciones patrimoniales en
participaciones societarias”, en el 7
del “Deber de inhibición y de
abstención” y en el 8. “Limitaciones al
ejercicio de actividades privadas con posterioridad al cese” nos dice en el
punto 1. “Durante los dos años siguientes a la fecha de su cese los altos
cargos, a los que se refiere el artículo 3, no podrán desempeñar sus servicios
en empresas o sociedades privadas relacionadas directamente con las
competencias del cargo desempeñado”.
Las imperfecciones de la citada Ley como sus escasos resultados prácticos a la hora de
aplicarla son tarea de las Cámaras Legislativas y es allí donde los Partidos
que representan a los ciudadanos deben
proponer, discutir y aprobar las reformas convenientes para que los
efectos negativos o imprevistos en la aplicación de una ley puedan subsanarse.
Claro que para ello hay que asistir al Congreso y al Senado a trabajar por
España y por los españoles allí representados. Podemos en cambio ha elegido la
vía de la comedia y el esperpento y no va al Congreso a nada de lo que debiera
sino a buscar el momento de gloria mediático con mensajes soeces, estilo
bananero y actos pueriles. Podemos no va contra la “puerta giratoria” porque
saben que muchos de ellos podrían utilizarla. Antes iban contra la “casta” y
ahora, como ellos ya son “casta” se han inventado otro frente de lucha, la
“trama”, a la que acusan de todos los males de este mundo y a la que quieren
destruir para llegar al idílico Estado totalitario estalinista con el que
pretenden hacernos felices a todos.
El Tramabús sirve para agilipollar a la gente |
El “Tramabús”, aparte de ser motivo de cachondeo nacional
como las “coca-colas” y la “mariscada”, es una radiografía de Podemos en donde
se observa su falta de respeto a su electorado y a los españoles en general,
sus pocas ganas de participar en la vida parlamentaria como sus electores les
pidieron, su afán de destruir todo aquello que no les cuadra en sus
planteamientos y, sobre todo, esa radiografía nos indica que Podemos está vacío
de ideas que trasmitir a los ciudadanos;
frases hechas, lugares comunes, ruido y títeres. Eso es Podemos y lo
lamentable es que haya tanto ciego en este país que aún tienen intención de
votarles. El "Tramabús” podemita es el contenedor de su propia basura.
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