viernes, 7 de febrero de 2020

AGRÍCOLAS REVOLTOSOS, TERRATENIENTES Y CARCAS






AGRÍCOLAS  REVOLTOSOS, TERRATENIENTES Y CARCAS

Nunca llueve a gusto de todos y  en el campo menos. Si llueve porque llueve, si no llueve porque no llueve, si hiela porque hiela, si cae piedra porque cae piedra, el campo en un continuo sobresalto, un mirar siempre al cielo en un angustioso quejío.

Si solo del cielo dependiera, el seguro y el quejío serían las únicas defensas, pero al campo le acechan males que no vienen de arriba ni males propios del terruño, son males engendrados en recónditos despachos donde la pluma sustituye al arado y el coche oficial al tractor. Contra esos males no vale contratar seguro ni proferir quejío que valga, contra la burocracia, la especulación y el abandono a su suerte solo cabe la protesta, en sus mil y una formas, pero protesta.

El campo está en pie de guerra, la Vicepresidenta Calvo condena la violencia agrícola mientas bendecía con su silencio la tractorada catalana independentista. El Ministro Marlaska manda sofocar las manifestaciones agrícolas  a base de pelotas de goma y gases lacrimógenos mientras en Cataluña sacaba a la policía a la calle “a pelo” con porras de mantequilla para no soliviantar a los terroristas del procés y ya para colmo solo faltaban las declaraciones del líder de UGT, Pepe Álvarez, ese señor que debe desayunar coctel de tornillos en vez de zumo de naranja y va y dice sin quedarle otra que los manifestantes son terratenientes y carcas.

Las salidas de Calvo y Marlaska no son sino el discurso vacuo de la primera y la cobardía del segundo, pero lo del sindicalista tiene más inri. Según él, desde el mismo Duque de Alba al Marqués de Chorrapelada, todos iban subidos a sus tractores gritando esa consigna socorrida, zafia y vulgar de la izquierda “El campo unido jamás será vencido”. ¿Qué más podemos esperar de esta “conjunción astral” de advenedizos y paniaguados urbanitas que confunde la velocidad con el tocino?. ¿Dónde están los comunistas y podemitas del frente popular gobernante que se esconden ante el clamor de quienes van a tener que dejar de darnos de comer porque ni ellos mismos pueden comer con lo que producen? Sus abuelos al menos fueron valientes y lucharon por la acertada o equivocada reforma agraria y contra la miseria del campo. Sus nietos, estos  niñatos urbanitas que vinieron al mundo con el pan bajo el sobaco, creen que estas son revueltas campesinas propias de otros tiempos, ellos con  la hamburguesa, el perrito caliente y la alfalfa vegana no necesitan más.

Las rentas agrícolas disminuyen a pasos agigantados, los precios en origen son indefendibles mientras los precios finales son muy superiores en porcentaje engordando cuentas de mayoristas e intermediarios. No puede echarse la culpa, como hizo el Presidente Sánchez,  a las cadenas de  supermercados  cuya distribución de productos derivados del campo apenas alcanza el siete por ciento. Algo tiene que hacer el Gobierno, desde el Ministerio y desde la UE para asegurar la rentabilidad de nuestras explotaciones agrarias y defenderlas de importaciones desde países  firmantes de convenios con la UE  y más aún contra aranceles impuestos por potencias económicas como EEUU en represalia por asuntos que nada tienen que ver con el campo. Puede que la subida del SMI tenga su repercusión en la economía agraria pero el problema no arranca  aquí, por el contrario viene arrastrándose desde hace tiempo aunque éste haya sido el detonante.

Hay que ayudar al campo pero tampoco hay que tirar el dinero como se ha visto en numerosas ocasiones con las ayudas de la PAC. En cualquier caso habría que fomentar las transacciones productor consumidor aminorando la intermediación, pero para ello el campo se debe ayudar a sí mismo y convencerse de que la individualidad solo conduce a la miseria y el cooperativismo es la única salida, no solo por llegar más directamente el consumidor sino por asumir el reto de la comercialización de productos elaborados, envasados, sujetos a controles de denominación de origen y no permitir como es el caso que en el mayor productor de vino que es La Mancha la mayor parte de la producción se vende a granel o en el mayor productor de aceite, Andalucía, se vende en bruto para volver a comprarlo envasado por Italia. El campo necesita ayuda pero también examen de conciencia. Los miles de pozos ilegales están secando nuestros acuíferos sin que se vean acciones importantes de las autoridades responsables para evitarlo y la explotación de los temporeros inmigrantes nos harán ver que las lágrimas de algunos de los que ahora protestan son lágrimas de cocodrilo. 

Los agricultores poco pueden esperar de este Gobierno, bueno, los agricultores y los demás, a no ser que su protesta  se convierta en un movimiento tipo chalecos amarillos franceses  que amenace la estabilidad del “rey león” en su selva multiespecie de Moncloa. Las naranjas y los tomates por los suelos, solo el pepino sobrevive por la variedad de sus modernas y didácticas “aplicaciones”.



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