LOS ESTERTORES DEL “GOBIERNO BONITO”
Al “Gobierno Bonito” de Pedro Sánchez no parece ser que tenga
en cuenta ni le importe su condición de “en funciones” pues siguen actuando
como si de los mil años de sanchísmo se tratara. A ver si ya a partir del 21 de
Mayo en que se constituya la Mesa del Congreso se vislumbra algún amago de
coalición o apaño para que a primeros de Junio el dios Sánchez no sienta la
necesidad de regalarnos otro “Gobierno Bonito” y nos obsequie con un gobierno
de gente que sabe el terreno que pisa y a qué Nación representa.
El “postureo” del Presidente en funciones no deja de
sorprender. A Sánchez le gustaría ser el niño en el bautizo, el novio en la
boda y el muerto en el entierro. Como en el entierro de Rubalcaba no podía ser
el muerto, hizo todo lo humanamente posible para parecerse a la viuda y ser
receptor de miles de condolencias de
aspirantes a paniaguados. Pero bueno, eso ya no es noticia tratándose de él.
Cuando se coloca las gafas de sol parece querernos decir : Eh, que aquí llega
el guaperas de Tetuán.
Su antecesor en la ruina, el indecente converso bolivariano,
Zapatero, comenzó su actuación política no levantándose al paso de la bandera
de EEUU en la Castellana. Al poco, ya
teniendo responsabilidades de gobierno traicionó el acuerdo de otro Gobierno
anterior, establecido con EEUU para frenar la escalada de violencia en Iraq,
retirando las tropas españolas de forma vergonzosa y todo para que pocos años
después cediera a los americanos la Base de Morón (a tope de aviones y marines)
y la de Rota con una flota de destructores con capacidad nuclear y unos cuantos
miles de soldados y personal civil. Más o menos, la mitad de la presencia americana en España en los
tiempos de Franco, que Felipe González consiguió eliminar. Ahora o bien por
verse acojonado por los Ayatolás (a Borrell le asustan los 5.000 Km. que nos
separan de Irán y teme que nos llegue algún misil), por congratularse con el
amigo íntimo de éstos, Iglesias o por buscar rentabilidad electoral entre los más izquierdosos, ha vuelto a romper un compromiso adquirido
con la Armada USA por el que se integraba en la aliada flota americana nuestra
moderna fragata F-104 “Méndez Núñez”, la única internacionalmente homologada
para formar parte de las siete unidades de escolta del portaviones nuclear "USS
Abraham Lincoln". Y todo ello arriesgando un posible contrato de
Navantia por importe de quince mil millones de dólares para la construcción de
fragatas similares para la Armada americana. En el Ministerio de Defensa según
parece echan las muelas, en silencio por la obediencia debida o el posible
ascenso en ciernes y en Navantia deben estar acordándose de todas las generaciones de ancestros de Sánchez. Pasado
un tiempo y si el Presidente Trump le da alguna opción de lucirse en cualquier
foro americano, Sánchez les entregará de nuevo Torrejón y todos tan felices,
menos los obreros de los astilleros.
Pero la guinda de la tarta del “Gobierno Bonito” la ha puesto
la Ministra más fea del mismo y no por su aspecto físico, que lo corrobora
aunque eso carezca de importancia, sino por la monstruosidad de un Decreto Ley
que pretende matar moscas a cañonazos. En
la última Encuesta de Población Activa EPA que publica el INE, en el primer
trimestre de 2019, el 95,5% de los asalariados entrevistados contestaron que no
habían trabajado horas extraordinarias en las últimas cuatro semanas. De los
que manifiestan trabajar horas extraordinarias, el 1,36% dice haber trabajado entre
4 y 6 horas semanales; el 0,38% dice haber trabajado entre 10 y 12 horas extras
y el 0,73% dicen hacerlo entre 1 y 3 horas. De las horas extras trabajadas, el
46,4% no fueron retribuidas, un total de 2,6 millones de horas.
El 2,47% de los obreros
españoles, 469.300 de los 19 millones en activo dice haber trabajado horas
extras y 217.775 manifiesta no haberlas cobrado. Si sobre una población activa
de 19 millones de personas hay apenas doscientas mil que no cobran las horas
extras y aún suponiendo que de las doscientas cincuenta mil que sí las cobran
la mitad lo hicieran en negro, significaría que tan solo trescientas sesenta
mil personas defraudan a la Seguridad Social no cotizando por las horas
trabajadas. Eso a todas luces no es motivo suficiente para crear un mundo
laborar policial donde los sindicatos van a poder actuar como comisarios
políticos y los inspectores de trabajo van a ir a lo fácil, autónomos y pequeñas empresas, para los que
el Estado lejos de ayudarles los llevará a la ruina multiplicando no solo la
presión fiscal sino la burocrática.
Pretender en el Siglo XXI donde miles de empresas de tipo
comercial trabajan por objetivos, en oficina, calle o domicilio y miles de
trabajos diferentes tienen también horarios diferentes y variables en función
de la marcha de los negocios, sencillamente es retroceder cien años y todo por
resarcir a los sindicatos de la pérdida de poder que les supuso la reforma
laboral y convertirlos en auténticos comisarios y espías dentro de la empresa. El
Gobierno se va a valer de los sindicatos para suplir la falta de inspectores de
trabajo, que debería ser todo un ejército para controlar este desmadre. No
aclara el Gobierno si pretende realmente compensar a los obreros con días
libres por trabajos extras o de lo que se trata es de recaudar más para la Seguridad Social o simplemente querer
controlar desde la Administración todo el sistema productivo en un Estado
intervencionista muy del agrado de Podemos y del nuevo partido sanchista obrero
español. Mejor si empezara por controlar el absentismo y la productividad del sector
público, el mayor en porcentaje y menos productivo de toda la UE.
De otra parte, espero que esta Ley sirva al menos para meter
el miedo en el cuerpo a los empresarios pequeños, medianos o grandes, faltos de
escrúpulos que se aprovechan de esas 2,6 millones de horas impagadas y no
tributadas. Pero ya se sabe, en España el que hizo la ley hizo la trampa. El
tiempo lo dirá.
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