viernes, 10 de julio de 2009


EUROPA , LOS POLÍTICOS Y LA ABSTENCIÓN

Esto que escribo pasadas las elecciones europeas bien lo pudiera haber hecho antes porque el voto mayoritario, en este caso la abstención, ya se preveía y los pronósticos no han fallado. No es el caso de Sisante donde el porcentaje de votantes ha superado el 60%.
Está claro que a mayor interés del electorado mayor participación y lo mismo ocurre al contrario.
Hay varias razones por las que el electorado se abstiene; una puede ser la falta de interés sobre el significado y contenido de algunas elecciones. Otra puede ser por un exceso de confianza a priori en unos resultados predecibles.
Cuando los electores no se sienten motivados se quedan en casa y cuando sospechan de unos resultados ya asegurados hacen lo mismo.
El ejemplo de lo primero ya lo tenemos en las elecciones europeas. Como ejemplo de lo segundo, el caso de muchos electores andaluces o extremeños que no acuden a las urnas, unos porque se saben ya perdedores y otros porque tienen segura la victoria, Solo donde hay posibilidades de cambio se encienden los ánimos o las alarmas y se participa masivamente.
Pero ¿Cuál es la principal causa que motiva la abstención? Seguramente la desmotivación de los votantes viene dada principalmente por la desconfianza en la clase política.
¿Y por qué desconfía la gente en la clase política? Por varias razones, por ejemplo:
La clase política se ha hecho profesional. La incursión temporal en el mundo de la política es cada vez más escasa. Ahora los políticos son profesionales; viven de la política, desde los niveles locales hasta los supranacionales. Es curioso el diálogo de dos mujeres andaluzas: “mi marido trabaja en el paro, ¡ah, pues el mío está en eso de la política!”.
¿Y qué es lo que ocurre cuando el político es profesional?, Pues que lo más importante para él es mantener el puesto y el sueldo. La gestión política queda subordinada al interés personal en perjuicio del interés público o general. Valga como ejemplo el Presidente Zapatero, cuyo único trabajo remunerado a lo largo de su vida ha sido el de político.
La clase política se está volviendo egocéntrica, aborregada e inútil, Con mirarse el ombligo y decir “si” a todo se complace a sí misma. Para colmo de males está muy bien pagada y poco controlada y el absentismo roza la desvergüenza.
Lo más importante para el político es mantener el voto y si hay que pagarlo se paga; véase el PER en Andalucía, el derroche de dinero de los viajes del INSERSO o la picaresca de una alcaldesa de la sierra albacetense regalando a las mujeres canutos de hilo.
La publicación de algún listado con los haberes que perciben los políticos de primera línea, en un país con casi cinco millones de parados, nos ha permitido conocer hasta que punto la poca vergüenza y el desprecio a los ciudadanos se ha instalado entre ellos, sea cualquiera su nivel porque ya el sueldo de un alcalde casi de aldea o el de un simple diputado provincial dan para vivir holgadamente.
Pero volvamos a la primera de las razones expuestas, la falta de interés de los ciudadanos en unas elecciones cuyo significado y contenido ignoran, como es el caso de las europeas.
¿Después de casi treinta años de nuestro bautizo como europeos de derecho, tiene el electorado español una idea clara de lo que es y supone Europa?, ¿conocen cómo se gobierna y cómo se gestionan los recursos comunitarios?, ¿saben qué es el Parlamento Europeo y cómo funciona?, y lo más importante, ¿saben cómo les afecta cualquiera de las decisiones que allí se tomen?
No, no saben absolutamente nada. Se nos ha vendido Europa como la lámpara mágica a la que todo se le pide y todo lo concede. Nos hacen ver a través de los miles de carteles desplegados por toda la geografía lo que Europa nos da pero no lo que nos cuesta ni lo que nos quita. Nos obligan a arrancar viñas para que otros países las planten; nos obligan a dejar los campos yermos mientras tenemos que importar los cereales básicos. Nos obligan a arrancar los olivos a favor de los italianos, que encima controlan la industria de envasado y distribución, Nos pagan por eliminar nuestra cabaña ganadera etc. etc. ; pero todo esto no nos lo dicen. Tampoco nos han dicho que en Europa estamos condenados a ser únicamente un país de servicios y que nuestra industria se encuentra en franco retroceso y controlada por capitales extranjeros.
La Unión Europea no va a hacer nada para que salgamos de la crisis. Allá cada cual, que se apañe como pueda. No hay una política común sino una guerra de intereses en la que priman los de los grandes con Alemania al frente. Hasta ahora hemos estado en el grupo de los que recibían pero de aquí en adelante estaremos en el de los que pagan, en plena crisis y con un porcentaje de paro de más del doble de la media de la Unión. Pagamos hasta las nóminas de miles de emigrantes comunitarios del Este, que una vez cobradas y repatriadas se gastan en productos del mercado alemán.
¿Nos han dicho acaso que el Parlamento Europeo para el que ahora hemos votado no sirve para nada? ¿y que quién parte el bacalao que es la Comisión Europea no se elige en las urnas?
¿Nos han hablado del ”chollo” que supone ser eurodiputado?, ¿de los desmesurados ingresos que perciben incluyendo desplazamientos gratis, comisiones, dietas y otras mil gabelas?
¿Nos han explicado acaso que la ampliación de la Unión estaba pensada para ampliar el mercado a los más poderosos, pagando los costes de la misma entre todos?
Nada nos han dicho los principales Partidos de cual es su opinión sobre esto y como piensan defender los intereses españoles llegado el caso y apenas ha trascendido a la opinión publica que, en varias ocasiones, una propuesta favorable a España presentada por un partido nacional haya sido votada en contra por otro partido también nacional . ¿No será que ellos mismos son los responsables de que a medio plazo y sin que se note nos hayamos convertido en un país de tercera fila o tercera velocidad?
Nuestros políticos no nos han hablado de Europa porque se han enzarzado en una guerra sucia de descalificaciones personales entre ellos. Los Partidos en España están continuamente en campaña por el calendario electoral tan complejo. Elecciones gallegas, vascas, catalanas, andaluzas, generales, europeas y resto de autonómicas y municipales. Siete convocatorias electorales en cada periodo de cuatro años no permiten espacios largos de sosiego ni facilitan acuerdos estables, a veces tan necesarios entre las partes.
Europa sigue siendo una incógnita. Un galimatías de intereses donde “el que más chifla, capaor”. Un aparato burocrático tan alejado de la realidad ciudadana que se ha convertido en fábrica de euroescepticos. Un “ente” lejano que está condicionando sobremanera nuestra forma de vida y en cambio solo interesa a menos de un cuarenta por ciento de la población. Creer en Europa hoy día no deja de ser un acto de fe y creer en nuestros políticos, también.

Paco del Hoyo, Revista "6 Flores" nº 18, Junio 2009, "Opinión"





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