domingo, 22 de julio de 2012

SANIDAD castellano-MANCHEGA


VESTÍBULO DEL HOSPITAL DE VILLARROBLEDO

MANIFESTACIÓN EN EL HOSPITAL DE MANZANARES

Hubo una vez que pensábamos que éramos ricos. Creíamos haber hecho el milagro de la transición política y nos llenábamos la boca de decir que éramos la décima potencia mundial. Corría el dinero, no en fajos sino a espuertas. Los paletos del ladrillo, con vaqueros raídos y chupa de cuero sin poder abrochar por la barriga, camisa desabotonada luciendo cadena de oro, “peluco” de igual metal y BMW en la puerta, vendían milongas de pisos de papel a precio de diamantes. Los Concejales de obras se forraban con las recalificaciones y licencias. Era la época del trinque sin más, la del saco lleno donde todo entraba y todo salía, sin más límite que la cabida de la mano. ¡Qué tiempos aquellos!, cuando los móviles se llamaban “ladrillos” por su tamaño y alguien estrenaba el AVE a Sevilla hablando todo el camino con un teléfono de plástico sacado de un expositor de Amena. Cuando íbamos por la cara a hacernos la vasectomía (la capazón, dicen en mi pueblo), ponernos tetas de plexiglás, morros de puta vieja o dejar de ser macho para ser hembra y viceversa. Cuando buscábamos una aspirina en el cajón de la abuela y encontrábamos desde crema facial hasta laxantes o un consolador de propaganda que le regalaron en un viaje del Imserso. Esta era la España “Grande” y “Libre”, que lo de “Una” ya se había quedado en el camino.

Don Genaro, el médico de cabecera del pueblo se convirtió en el Doctor Martínez del Centro de Salud y Mariano, el practicante, siguió siendo Mariano pero “el ATS”. En mi pueblo, que no veíamos una ambulancia nada más que cuando traían a alguien en las últimas, crecieron éstas como setas y hasta había dos mujeres para dar los números, por la mañana y por la tarde y tres más para la limpieza. El viernes a medio día, Don Genaro y Mariano desaparecían del pueblo dejando en su puesto a unos que venían de fuera y que la gente les llamaba “Los Periguayos”. Decían de ellos que eran tan atentos que al menor tropiezo te enviaban en una ambulancia a urgencias del hospital más próximo, no como Don Genaro que apuraba hasta el último momento y cuentan que se le murió uno en el camino. Además, comentaba una abuela que el sábado era el mejor día porque el “médico nuevo” le hacía las recetas de su Pepe y su Emilia sin preguntarle.

En el pueblo de al lado, un alcalde del partido, que llevaba gobernando tres legislaturas, había prometido en su campaña un hospital para la comarca. Los prebostes del partido no podían negar al edil tal pretensión en pago de las atenciones recibidas, “patas negras”, cacerías, orgías y otras insignificancias, así que tomaron la decisión de construirle un gran hospital que no envidiaría al de la capital. Dicho y hecho. Al fin y al cabo, se decían, un país que es décima potencia mundial tiene que tener una asistencia médica de categoría y fijaos si la tenemos que ¡ojo al dato!, hasta los ingleses, alemanes, portugueses y árabes vienen a operarse en España.

El caso es que, comentaban, si se lo damos a éste, hay otros pueblos en las mismas condiciones y … Si a éste sí, comenta uno, a éste también y a éste y a éste otro aunque no sean del partido, por el qué dirán. Si, coño, a todos. Ningún pueblo de nuestra comunidad estará a más de cincuenta km. de un hospital. Castilla la Mancha es al progreso como el pez al agua. ¿Quién hablaba de problemas de financiación?. No hay tales. La aportación de la UE, el gobierno central y una operación crediticia a largo plazo de nuestra caja regional lo cubrirán todo. Además, se retrasa la construcción y las reformas de los centros de salud que teníamos previstas y la gente no dirá ni pio si sabemos vender bien la cercanía de los hospitales.

Y así, con argumentos parecidos a estos se fue formando el mapa sanitario de Castilla la Mancha con un esquema que trascendía las provincias y creaba un aparato burocrático, muy al estilo socialista, de cargos, vicecargos, carguillos, asesores, comisarios, machacas y el del botijo; este último imprescindible en cualquier estructura sociata. Se crearon ocho “Áreas de Salud” en Albacete, Cuenca, Guadalajara, Ciudad Real, Alcázar de San Juan, Puertollano, Toledo y Talavera de la Reina, que a su vez subdividieron en treinta y seis “Distritos de Salud”, de los que dependen los Centros de Salud, Centros de Atención Primaria, consultorios, etc.

Proliferaron los hospitales construidos con criterios estrictamente políticos y en contra de la opinión de los profesionales del sector. Albacete, Hellín, Almansa, Villarrobledo, Ciudad Real, Puertollano, Valdepeñas, Alcázar, Manzanares, Tomelloso, Toledo, Talavera, Cuenca y Guadalajara, de forma que, por ejemplo, el Área de Toledo con 469.000 habitantes tiene un hospital mientras la de Alcázar con 261.000 habitantes cuenta con tres. Por provincias, el origen de los dos presidentes castellano-manchegos se hace notar: Ciudad Real 6 hospitales, Albacete 4, Toledo 2, Cuenca 1 y Guadalajara 1. Por superficie, Cuenca con 15.000 Km. cuadrados de terreno difícil tiene un hospital y Alcázar con 6.000 Km. cuadrados de pura Mancha tiene tres. Por distancias ya es de risa, Ciudad Real de Puertollano 40 km. Tomelloso de Alcázar 33 Km., de Manzanares 39 Km. y de Villarrobledo 45 Km.; Manzanares de Valdepeñas 30 km. y de Alcázar 48 km. ¿Qué les parece la herencia del tándem “Bo & Ba”?. De cine, ¿verdad’

Todo esto era cuando la crisis no existía y cuando aún existiendo se negaba. La crisis por fin llegó y la próxima entrega servirá de repaso de lo que ocurrió después, es alucinante.
           El Pueblo de Albacete, Domingo 22 de Julio de 2012


lunes, 16 de julio de 2012

MARIANO, AHORA SÍ QUE ME "DESAPUNTO"


POR DENTRO VA LA PROCESIÓN, !MENUDA HERENCIA!

Pensaba que con marcharse Zapatero se acababan todos los males. Tenía la esperanza de las promesas de Rajoy. Confiaba en que los números reales no se distanciaran mucho de los conocidos. Creía que esto no era tan grave como lo está siendo. Sentía ilusionado que la crisis tocaba fondo. Soñaba que las vacas flacas se alejaban de nosotros. Era optimista porque alguien me había trasmitido ilusión y tenía fe.

Pasa el tiempo y empiezo a perder la esperanza porque también estoy perdiendo la fe y lo que veo ya no me ilusiona. Estamos bastante peor de lo que creíamos. Tenemos enemigos dentro y fuera. Aquí nos acorralan los lobos, autonomías, independentismos, rojería subvencionada y primitiva. Fuera de aquí nos torean. Han visto que somos un Estado débil, disgregado y anárquico y se aprovechan. Con la apariencia de ayudarnos nos explotan. Esto no tiene arreglo.

La “troika” nos impone unas condiciones draconianas a cambio y como excusa del préstamo para salvar el fiasco de las Cajas de Ahorro. El Gobierno se ha propuesto salvar lo insalvable y la terquedad de Rajoy la vamos a pagar todos. Si la garantía para tapar los desastres causados por un grupo de gestores sin escrúpulos va a ser empobrecer más al conjunto de los españoles, no debemos aceptarlo. A las entidades bancarias abocadas a la ruina no debería quedarles más camino que la quiebra, con todas sus consecuencias y la cárcel para quienes la propiciaron. El préstamo tiene como prestatario al Estado para que mediante el FROB se distribuya entre las mismas y para ello los españoles tenemos que apretar un agujero más al cinturón, no es justo y además dudo mucho de que el resultado pueda ser positivo. Al fin y al cabo, hablando en términos rurales, estaríamos engordando los gorrinos con pienso fiado y cuando llegue la hora de venderlos, el mercado ya se sacará de la manga una de tantas fiebres porcinas que dé al traste con los precios. Venderemos los gorrinos por lo que nos den y pagaremos el pienso de nuestro bolsillo.

No entendemos como el Gobierno se empeña en cargar sobre nuestras espaldas el resultado de las tropelías llevadas a cabo por políticos de todos los signos y gestores de ninguno. Y ¿por qué tanto miedo a la quiebra? ¿Acaso hay razones ocultas y no de imagen que no conocemos? Aquí lo grave sería la quiebra del Santander o el BBVA pero la de la “Caja de Ahorros de San Apapucio” ¿iba a preocupar mucho a los mercados?. Algo me dice que aquí hay gato encerrado. ¿Por qué tiene Rajoy tanto empeño? ¿Realmente es una cuestión de Estado? ¿Y si es tan importante salvarlas de la quiebra, por qué no sale a la palestra y lo explica? Su política de silencios exaspera y crea desconfianza hasta para aquellos que le votamos.

El miércoles por fin habló y por Dios que mejor hubiera estado callado. Rajoy va a conseguir en una legislatura lo que la izquierda lleva intentando un siglo, hacer desaparecer a la clase media. Socializar la pobreza. Inventar el proletariado del Siglo XXI. La España de Zapatero hubiera desembocado en una revolución que quizás habría dado lugar al nacimiento de un nuevo Estado.

La España de Rajoy se va a limitar a una superposición de parches tapando agujeros sin arreglar el tejado. Nadie en la clase política oye la voz del pueblo que clama contra el modelo de Estado, contra los políticos y sus desvergüenzas, contra los jueces metidos a políticos, contra las sangrantes autonomías, contra el vergonzoso sindicalismo explotador del desempleo, contra la subvención y el mamoneo, contra el independentismo irracional. Cuando una mano pega el parche hay veinte dispuestas a despegarlo. Nuestra clase política es nuestra vergüenza nacional. Es la única responsable desde la redacción de ese bodrio de Constitución de 1978, de la degeneración social e institucional que nos aflige.

Nuevamente se tensa la cuerda por donde es más floja. Una vuelta de tuerca más al IVA, esa máquina de crear pobres y estafadores y cargar sobre los empleados públicos la culpa de la ruina del Estado patrón. Todo a lo bestia. Se mantiene lo sujeto al cuatro por ciento por temor a la respuesta en la calle y se condena a los empleados públicos porque saben que su capacidad de protesta es tan limitada como sus sueldos.

La empresa privada se rige por los convenios colectivos y nadie osa contravenirlos durante su vigencia. En la Administración el convenio lo marcan los Presupuestos Generales del Estado pero Rajoy, como ya hizo Zapatero, demuestra que los Presupuestos Generales del Estado son papel mojado. Si los PGE tienen rango de Ley, el voluntario incumplimiento de sus preceptos debería tener responsabilidad penal pero eso solo ocurre en la Europa nórdica. Rajoy, en vez de coger la sartén por el mango y atizar con ella a quienes, suyos y contrarios, están destruyendo este país; en vez de poner el Estado patas arriba, oído el clamor del pueblo y poner orden en el mismo llenando incluso las cárceles de mangantes, ha optado por lo más fácil, por sacrificar a los que menos capacidad tienen de defenderse.

Termino casi como lo hice hace dos semanas: Señor Rajoy, elimine la mugre de las paredes del Estado, saque a oreo las alfombras y déjenos en paz de una vez al servicio, que nosotros no tenemos la culpa.
                             El Pueblo de Albacete, 15 de Julio de 2012

Nota: En el diario El Pueblo de Albacete lo titulan "El Mariano ...", lo cual no se corresponde con la realidad y no sé quién ni de donde se han sacado el artículo "El".

martes, 10 de julio de 2012

LOS RECORTES DEL VERANO

He pedido a mi amiga Mª. José, una excelente profesional de la enfermería, que me diera unas pinceladas de cómo están sufriendo los profesionales de la sanidad los recortes en sueldos, personal y medios. Están preocupados por las formas en que se está llevando a cabo y las declaraciones del responsable de la sanidad, el Consejero Echániz, no dejan mucho lugar a la esperanza de un final feliz. La prepotencia y el desprecio que han mostrado por los profesionales hace muy difícil que los cambios vayan a ser aceptados sin la contestación popular y profesional.
El artículo que Mª. José me ha enviado, más que extractarlo merece la pena publicarlo íntegro porque su contenido no tiene desperdicio.
Vestíbulo del lujoso Hospital de Almansa

LOS RECORTES DEL VERANO

Me piden que escriba sobre la situación en mi Centro de Salud tras la aplicación de los últimos recortes y otras medidas como la nueva jornada laboral. Ello me obliga a reflexionar sobre mi papel como enfermera en estos años. Creo que no somos totalmente conscientes de todo lo que nos están quitando. Por eso debemos reflexionar sobre la evolución de nuestro sistema sanitario.

Tuve la suerte de iniciar mi formación tras la reforma impulsada por la Ley General de Sanidad de 1986, en la que se recogía la voluntad del Gobierno de acercar la asistencia sanitaria a toda la población de este país, atendiendo así a lo recogido en nuestra Constitución. Gracias a esa ley y al apoyo que el ministro de Sanidad Ernest Lluch dio a nuestra profesión, la enfermería española alcanzó su época de mayor desarrollo. Esta Ley supuso el impulso definitivo a la implantación de la Atención Primaria de Salud y propició la apertura de numerosos Centros de Salud en toda España, con el consiguiente aumento de la plantilla de profesionales para garantizar una atención adecuada a los ciudadanos.

En esta época es en la que empecé a dar mis primeros pasos como enfermera, allá por el año 1990. Me encontré a un colectivo de profesionales, tanto médicos como de enfermería que invertían un gran número de horas de su tiempo libre en preparar material de Educación para la Salud y en hacer estudios de investigación sobre el efecto que tenían sobre la población las actividades que se llevaban a cabo y en formarse adecuadamente para realizar la labor que se esperaba de nosotros. Hoy día seguimos haciendo lo mismo pese a los cambios que se vienen sucediendo.

Tuvimos también que enseñar a la población a hacer un uso adecuado de los recursos sanitarios que se ponían a su alcance, aunque no siempre contamos con el respaldo de la Administración. Supuso un esfuerzo enorme, pero se respiraba ilusión porque sabíamos que era el camino correcto, como así se ha demostrado (valga como ejemplo el aumento en la esperanza de vida de la población, estimado en unos 2 años en esta última década).

Fruto de este esfuerzo profesional, respaldado como no, por una importante inversión económica, tanto a nivel estatal como autonómico es haber logrado que nuestro Sistema Sanitario fuera considerado como uno de los siete mejores del mundo y que haya sido tomado como referente por otros países (sin ir más lejos, la reforma recientemente impulsada por Obama en EEUU está inspirada en el acceso universal a los recursos sanitarios de nuestro país).

A nivel profesional, la enfermería española está considerada como una de las mejores del mundo, tras la canadiense y la estadounidense. Incluso hoy día siguen llegando ofertas de trabajo para las enfermeras españolas desde el Reino Unido, Bélgica e incluso Alemania, incluso sin importar que no se conozca el idioma, ellos se encargan de enseñarlo, porque lo que quieren son profesionales con una formación excelente.

Lamentablemente la situación hoy día es terriblemente distinta. Después de años de una brutal especulación en el sector inmobiliario y de una gestión bancaria que muchas veces raya en la estafa nos vemos envueltos en una profunda crisis económica.

Lo terrible no es eso, lo realmente peligroso y preocupante es el uso que se está haciendo de esa situación. Amparados en la crisis, nuestros gobernantes están dinamitando nuestro Sistema de Salud. Dicen que no generamos beneficios (¿Acaso el incremento de la salud de nuestra población no lo es?). Han empezado con recortes presupuestarios para el mantenimiento de las instalaciones sanitarias y con el abastecimiento de suministros. Pero no sólo eso, están reduciendo las plantillas de personal a límites prácticamente insostenibles. En mi caso, se ha reducido el personal eventual (el que se dedica a cubrir nuestras ausencias, ya sea por enfermedad o por disfrute de permisos que legalmente nos corresponden). Este verano, por ejemplo en el Centro de Salud en el que trabajo sólo sustituyen las guardias y dos de los días de consulta del enfermero que está de vacaciones. Aún así, somos afortunados, ya que en otros centros la sustitución ha sido cero.

Mi jornada laboral semanal comprendía 28 horas semanales de consulta (jornada ordinaria) más 17 horas de atención continuada, con un día de descanso tras la guardia, lo que suponía un total de 45 horas de trabajo a la semana. En mi día de descanso, otra enfermera cubría mi consulta, lo que garantizaba la continuidad en la asistencia a la población que atiendo. La misma jornada la realizaban también mis otros dos compañeros.

Tras la aplicación de la nueva jornada laboral, ya no tenemos la sustitución es día después de la guardia (sí seguimos disfrutando del descanso tras 24 horas de trabajo ininterrumpidas). Esto supone que todo el trabajo que no podemos demorar hasta otro día recae sobre los demás compañeros, aumentando aún más la presión asistencial que soportamos, que en el caso del Centro de Salud donde yo trabajo es una de las más altas de la provincia. Además, un jueves de cada cuatro, tenemos que prolongar la jornada habitual hasta alcanzar las 12 horas de consulta (de 8 de la mañana a 8 de la tarde), con lo que esa semana realizamos una jornada de 50 horas de trabajo, entre la jornada ordinaria y la complementaria.

La implementación de estas medidas no es lo sangrante del caso. En nuestro país hay cuatro veces más políticos profesionales que en Alemania, por ratio de población y resulta que lo que sobran son médicos, maestros y demás trabajadores públicos (según los criterios de la OMS, en España serían necesarios el doble de profesionales sanitarios y de camas hospitalarias de las que tenemos, pero eso ahora parece que no importa).

La barbaridad y el despropósito no paran aquí. Para justificar las medidas tomadas lo mejor es lo que tan bien saben hacer nuestros políticos: criminalizar al trabajador, al funcionario y hacerle responsable del mal funcionamiento del sistema. Sin ir más lejos, hace unos días el Consejero de Sanidad de nuestra Comunidad justificaba el cierre de Puntos de Atención Continuada diciendo que total, el médico estaba durmiendo, con lo que su servicio no es necesario (doy por supuesto que en esa declaración estaba incluido implícitamente el personal de enfermería).

Ya me dirá el señor Echániz si puede garantizar que una persona que esté sufriendo un infarto, un accidente grave u otras situaciones por el estilo (doy fe de que las atendemos cuando no dormimos), llegará a tiempo al hospital o al punto de atención donde hayan decidido emplazar la asistencia tras esta reforma. Además, hay que tener en cuenta que los hospitales también han visto reducida su plantilla, por lo que su capacidad para atender ese incremento de demandas también será menor.

Otra cosa es que nos creamos las declaraciones de la Ministra de Sanidad, que asegura que en verano la gente no se pone enferma. Lamento contradecirla Señora Ministra, pero sí que se pone, sufre de patologías distintas a las del invierno, pero eso no significa que no tenga otras afecciones de salud (las derivadas del calor, por ejemplo).

Y todo esto sólo con un propósito: el de hacer surgir en la población la necesidad de contratar un seguro sanitario privado para poder garantizar su asistencia. Evidentemente, si al Sistema público le hacen semejante recorte es imposible su viabilidad.

La gestión público-privada que están implantando ya ha mostrado su fracaso en otros países como el Reino Unido, donde a los pocos años ya generaba una deuda añadida de unos 4 millones de libras. Sin embargo es la vía más rápida para acabar con nuestro sistema y de paso lucrar significativamente a personas cercanas a la Consejería o a Gobierno Central.

Este perverso sistema de desmantelamiento tiene sin embargo un fallo, donde reside nuestra esperanza de futuro. Hoy día, gracias a las nuevas tecnologías de comunicación, tenemos un acceso casi ilimitado a la información. Podemos y debemos hacer uso de ella para cambiar el rumbo de las cosas. La información y el conocimiento son las armas a nuestro alcance para combatir los despropósitos que se están cometiendo. No olvidemos lo que recoge nuestra Constitución: el poder reside en el pueblo.

                                                           Mª Josefa López (Enfermera)





domingo, 8 de julio de 2012



EL CHARCO DE RANAS DE LA  U E
 
ANGELA MERKEL, VAYA GESTO
MARIO DRAGHI ¿EL ENEMIGO?

Europa decidió al final de la gran guerra crear un mercado común que permitiese a los países el libre intercambio de productos y mano de obra. Posiblemente los padres de la CEE creyeron alguna vez en la gran Europa unida políticamente como una gran federación. La verdad se develó de otra manera y el resultante de esa idea romántica es un auténtico charco de ranas. Desde el principio, Alemania, Francia e Italia acomodaron la incipiente unión a sus propios intereses y poco a poco fueron abriendo las puertas a nuevos socios, que aprobaban el examen de acceso con un único tema titulado “ustedes mandan”.

La Alemania occidental salió a flote en la posguerra con dinero americano y mucha mano de obra española. Francia con mano de obra española y argelina. Ambos mirando al resto de Europa por encima del hombro, los primeros después de haber provocado y perdido dos devastadoras guerras y los segundos embriagados de “la grandeur de la France” sin motivo alguno después de que las guerras hubo que ir a ganárselas. La caída del muro y la reunificación alemana no hubiera sido posible sin la ayuda del resto de los países comunitarios y la puesta a su servicio del BCE, el Banco Central Europeo que ahora nos niega el pan y la sal, tan generosamente entregados a Alemania en los últimos veinte años.

El gobierno alemán y el catalán se parecen como dos lágrimas por lo que lloran. Siempre echando en cara lo mucho que dan y lo poco que reciben. A ambos se les ha visto el plumero y en el caso de Alemania ya se oyen en Europa las voces de quienes están hartos del cuento. Alemania puso toda la política económica de la UE a su servicio. Los tipos de interés oscilaron al capricho de los gobernantes alemanes que domesticaron al BCE convirtiéndolo en títere de su política económica, en perjuicio de otros países como España donde fue el primer causante de la burbuja inmobiliaria.

La expansión sin límite de la Europa comunitaria, “que nos ha salido rana”, fue planeada y dirigida por Alemania con el único objeto de conseguir para sí misma el mercado de los países del Norte y Este europeo, liberados del yugo comunista y a punto de caer de nuevo en el área de influencia rusa. Nada se ha hecho desinteresadamente.

Los intentos de conseguir la unión política han fracasado uno tras otro. Nadie quiere ceder un ápice de soberanía, ni en lo político ni en lo económico. Imposible hablar de una política exterior única y menos de una política unificada para los asuntos fiscales y bancarios.

La moneda única nació fracasada desde el momento de que no se consiguió la entrada en ella de Suecia, Dinamarca y el Reino Unido, que se dedican, entre otras cosas, a torpedear el Euro. Dice el refrán que con amigos así, sobran los enemigos. La UE es un conjunto de individualizadas fuerzas centrífugas que huyen del centralismo de Bruselas que ellas mismas crearon, porque entre otras cosas, ese centralismo trata de imponer modelos de vida, usos y costumbres estándar en detrimento de las peculiaridades nacionales.

Durante años España se ha beneficiado de las ayudas de la UE, A partir de ahora seremos uno más de los países contribuyentes. El precio que hemos tenido que pagar por ello nos ha resultado caro. Nuestros campos abandonados; nuestros olivos y vides arrancados para favorecer a italianos y franceses; nuestras frutas y hortalizas atacadas por los franceses y en competencia desleal con los países del Magreb. Nuestro ganado lanar y vacuno diezmado para contentar a holandeses y alemanes. Nuestra industria pesquera reducida a la mínima expresión. Nuestra siderurgia en manos de los franceses. Nuestras industrias de alimentación en manos de franceses, italianos y holandeses. Nuestra industria turística manejada por ingleses y alemanes. Hasta nuestra participación en el Airbus hubo que cederla a Francia a cambio de un asiento para Zapatero en el G-20. Nos han quitado todo. Nos han convertido en un país de servicios de segunda, en el país de “Manolo y Benito”. Encima hemos tenido la desgracia de que gran parte del dinero recibido se ha despilfarrado caprichosamente en diecisiete reinos de taifas o se ha invertido en proyectos faraónicos que ahora no sirven a nadie.

La crisis que era pero que dijimos que no era, afectaba tanto a España como al resto de Europa. Hubo quién puso los medios y salió airoso. Nosotros, como decíamos que no era, ahora estamos en apuros, hasta el cuello. Nadie está haciendo nada por ayudarnos. Si alguien nos tiende una mano es interesadamente porque también “ha puesto sus barbas a remojar” o está especulando comprando deuda al 7 por ciento. Hasta los finlandeses que son cuatro gatos se atreven a amenazarnos con irse antes que ayudarnos. Cada vez se perfilan con más claridad las dos Europas; la rica, la del norte; la pobre, la mediterránea. Los sueños de la Europa unida se desvanecen. Si se salen con la suya y establecen la Europa de dos velocidades y además se cumple el pronóstico de Recarte, que apuesta por una corta vida del Euro, todo se irá al garete. Europa volverá a ser lo que siempre fue, un patio de vecinos en continua pelea. Los ingleses, parapetados tras el Canal de la Mancha, brindarán con “Sherry” y seguirán incordiando.
      "El Pueblo de Albacete", Domingo 8 de Julio de 2012

domingo, 1 de julio de 2012



PROMETER PARA NO CUMPLIR


 

Todo parece indicar que la subida del IVA es inminente, la subida del general o la del tipo reducido al 8% y superreducido al 4% y todo como consecuencia o escusa del préstamo de la UE para rescatar a la banca española.

El IVA como impuesto indirecto que grava el consumo es sin duda el más eficaz en términos de recaudación pero al mismo tiempo el más injusto porque grava por igual el consumo de cada ciudadano sin atender a su renta y poder adquisitivo.

Imaginemos una familia que ha realizado compras por 1.700 euros en prótesis dentales. Paga por ello un IVA, al 8%, de 133 euros y pagará con la subida al 18%, 300 euros. Pero esta diferencia de 167 euros no es la misma para la familia que gana 15.000 euros al año que para la que ingresa 50.000 euros. Veamos: los 300 euros de IVA para la que ingresa 15.000 euros anuales supone el 2% de los mismos. Para la que ingresa 25.000 equivaldrá al 1,2% y para la de 50.000 euros tan solo supondría el 0,6% de sus ingresos anuales. A mayor renta menor el porcentaje real de lo pagado por IVA ya que al ser un impuesto lineal perjudica más a las rentas bajas, a las que dificulta mantener su nivel habitual de consumo.

La subida del IVA perjudica gravemente a las familias de clase media y baja que ven reducido su nivel de vida disminuyendo el consumo de más a menos según se trate de productos de mayor a menos necesidad. España es un país donde el 70% de la población son parados o están entre los seiscientos y mil Euros mensuales. Si Rajoy no tiene en cuenta esto y se decide a subir el IVA, deberá ir preparándose para abrir comedores sociales en todos los barrios y para ver como echan el cierre los mercados y comercios a favor de los mercadillos, las tiendas de todo a cien y los miles de chinos que se pondrán morados con su guarrería de baratijas. Con el 18% no somos el país que tiene el IVA más alto de la UE. La media europea está en el 20,9% y tan solo Luxemburgo y Chipre están por debajo, con un 15%. El IVA reducido oscila en la UE entre el 5% y el 13%. Puede que éste sea el argumento con el que las autoridades comunitarias y el FMI presionen a España para realizar una subida más acorde con la media europea, pero teniendo en cuenta que los salarios medios de los países de la zona Euro están en torno a los 34.000 euros frente a 22.000 de España, un 64% más, siempre les será más cómodo y barato asumir los casi tres puntos de diferencia. Hay que tener en cuenta también las múltiples variables del IVA reducido que beneficia a productos muy diferentes en cada país. Esto debería llevar al Gobierno a sopesar qué es menos costoso para las rentas bajas, si la subida del estándar o la de los tipos reducidos.

Es un asunto difícil de digerir por el electorado y más cuando no se va a contar con el beneplácito de la oposición, a pesar de que Rubalcaba fuera corresponsable de la subida del IVA del 16% al 18% y el reducido del 7% al 8% el 1 de Julio de 2010, justo hace dos años.

Otra de las condiciones que se nos imponen desde la UE es la reducción del gasto público. En España cuando se habla del gasto público de inmediato se piensa en el sueldo de los funcionarios. No es el sueldo de los funcionarios la causa de la ruina sino el engorde innecesario de la Administración pública y los privilegios de casta de que disponen una buena parte de sus altos cargos.

Cuando día a día se van descubriendo escándalos de gasto público para fines privados que han hecho caer a la cuarta autoridad de la nación. Cuando Diputados, Eurodiputados y Senadores despilfarran en viajes, dietas y mil gabelas más, gracias al gratis total. Cuando los funcionarios de las CCAA perciben sueldos un 20% mayores que sus homólogos de la Admón. Central. Cuando escandalosamente proliferan en las CCAA los altos cargos y el número de asesores privados. Cuando los catalanes y vascos gastan el dinero de todos en abrir embajadas por todo el mundo y enseñar a hablar catalán y vasco desde los negros de Bostwana hasta los esquimales de Groenlandia. Cuando Andalucía se gasta el dinero de todos en salvar las maltrechas cuentas de UGT y CCOO. Cuando la Admón. Central y la autonómica está sembrada de empresas públicas que solo sirven para llenar “estómagos agradecidos” sin que nadie les dé el finiquito. Cuando las CCAA son un criadero de interinos, comisarios políticos, liberados sindicales y mil clases de enchufados más. Cuando la economía sumergida y el fraude fiscal hacen perder a las arcas del Estado la friolera de 72.000 millones de Euros.

Cuando todo esto ocurre, y me habré dejado mucho, sin que Rajoy y sus gobiernos autonómicos pongan coto al despilfarro; sin que se paren definitivamente los pies a los díscolos catalanes, vascos y andaluces; sin que se deje de pensar solo en la economía y se empiece a hacer política; sin que sean solo dos o tres los ministros que parece que hacen algo; sin que se ponga sobre la mesa la reforma del modelo de Estado… Cuando todo esto ocurre sin que las palabras “deslealtad” y “traición” encuentren un nuevo significado en el diccionario de la RAE y en las Leyes. Mientras esto ocurra, Rajoy no tiene poder moral ni justificación que le ampare para arremeter siempre contra los mismos, la casi extinta clase media y los funcionarios.

Sr. Rajoy, elimine la mugre de las paredes del Estado , saque a oreo las alfombras y deje en paz de una vez al servicio, que ellos no tienen la culpa.

                    (El Pueblo de Albacete, Domingo 1 de Julio de 2012)