viernes, 20 de marzo de 2009

LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Hoy se celebra el día contra la violencia de género y aunque esta carta va a ser leída un mes después, bien merece reflexionar sobre un asunto que para entonces y por desgracia seguirá siendo de actualidad. No es fácil sintetizar en dos páginas lo que tanta literatura ha generado, así que me voy a limitar a dar unas cuantas pinceladas que inviten a la reflexión.
Desde que el mundo es mundo, como suele decirse, todas las culturas y civilizaciones han establecido una línea muy clara de la división de funciones entre el hombre y la mujer, siempre condicionada esta última por los problemas derivados de la maternidad. El hombre fue cazador, luego agricultor, más tarde ganadero, después artesano y al final industrial. En todo este proceso la mujer curtió las pieles, sembró y recolectó, ordeñó los animales y manufacturó sus productos, trabajó los telares etc. y además de todo esto parió y crió a sus hijos al tiempo que cuidó y alimentó a la familia. Cierto es que el trabajo del hombre hasta hace bien poco le dejaba escaso margen para otras actividades, como cierto es también que cualquier cambio en la situación laboral de la mujer no la ha desligado de las labores domésticas. Ni la revolución francesa ni la revolución industrial ni la revolución comunista liberaron a la mujer de su carga a pesar de consagrar principios de igualdad y oportunidad para ambos sexos.
No obstante, la revolución industrial que incorporó masivamente a las mujeres al mundo laboral, la valiosa intervención de éstas en ambas guerras mundiales y la resolución con que resolvieron la difícil situación de las posguerras, hizo crecer en el mundo occidental un reconocimiento de su capacidad ,que les permitió, con paso lento pero firme, conquistar sucesivas parcelas de opinión y de poder.
La revolución femenina (por llamarla de alguna forma) es la mayor revolución social desde la revolución industrial y trata de aproximar hasta igualar en derechos, deberes y libertades a los individuos de la sociedad moderna sin discriminación de sexo. Por desgracia este movimiento femenino no está teniendo el mismo eco fuera de nuestra civilización occidental y aún dentro de ella con muchos niveles y matices,( en Francia e Italia no consiguieron las mujeres el derecho al sufragio hasta 1945 y en Suiza hasta 1974) pero es evidente el alejamiento que se va produciendo respecto a otras culturas, quizás más antiguas que la nuestra donde aun permanecen valores culturales distintos, tan arraigados que dificultan cuando no imposibilitan cualquier evolución en la consecución de los derechos más elementales.
Pero todas las revoluciones son cruentas y en mayor o menor medida todas pagan su tributo de sangre. La femenina se ha caracterizado por ser la menos violenta de cuántas hemos conocido y fundamentalmente por dos razones, la primera porque se está dilatando en el tiempo, con pasos cortos pero seguros y la segunda porque viene acompañada de una evolución cultural que permite aceptar como normal lo que tiempo atrás hubiera parecido aberrante. Cuando alguna de estas dos razones se invierten los resultados pueden llegar a ser catastróficos. Éste y no otro es a mi entender el problema de nuestra sociedad actual española, que deriva a una situación excepcional ofreciéndonos cada día un espectáculo bochornoso.
Los orígenes de este movimiento / revolución fueron diferentes según de que país se tratara; así en plena efeverscencia de la Francia revolucionaria, Olimpia de Gouges publicó la “Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana” dando lugar a un incipiente movimiento que se frustró al ser ésta ejecutada por la dictadura jacobina. Los movimientos posteriores fueron acallados por la enorme influencia de la Iglesia entre la población femenina francesa, no habiéndose consolidado el derecho al sufragio femenino hasta el año 1945.
En el Reino Unido Lydia Becker creó la “Asociación Nacional para el Sufragio de las Mujeres” después de haber visto rechazada en el parlamento la propuesta de John Stuart demandando la legalización del voto femenino. No obstante, a comienzos del siglo XX el 70% de las solteras entre 20 y 45 años tenían trabajo remunerado.
En USA el analfabetismo femenino ya estaba erradicado a principios del siglo XIX y la contribución de las mujeres en la lucha por la abolición de la esclavitud fue notorio, pero la Guerra de Secesión consiguió el derecho al sufragio de los negros y en cambio lo negó a las mujeres a pesar de su participación activa y comprometida en la contienda. Ello dio lugar a la creación de la “Asociación por el Sufragio de la Mujer” que cimentó el primer movimiento feminista de corte radical.
En España a finales del siglo XIX el 70% de la población femenina era analfabeta y aunque hubo voces que se levantaron por la igualdad de la mujer como la escritora gallega Emilia Pardo Bazán o la penalista Concepción Arenal y el avance educativo conseguido por la Institución Libre de Enseñanza, la presión de la sociedad y de la Iglesia truncaron sus propósitos
Como he apuntado anteriormente, en algunos países europeos y del norte del continente americano, la revolución industrial atrajo al mundo laboral a multitud de mujeres que sintieron la necesidad de organizarse para luchar por unos horarios y unos salarios justos y equiparados a los masculinos. A continuación, y antes de haber conseguido todo lo anterior, hicieron valer sus derechos como personas exigiendo su derecho al sufragio en igualdad con los hombres hasta conseguirlo.(en Inglaterra, Alemania y Holanda en 1918, USA en 1920, Suecia 1921, España 1931 ) Pero todo esto no se hizo en un día. Se realizó a lo largo de todo el siglo XIX y principios del XX. Mientras tanto, la España eminentemente rural y profunda, que para colmo acababa de perder las colonias, apenas dejaba abierto un hueco por donde colarse el tren de la modernidad.
Llegó la primera guerra mundial y esas mujeres tuvieron que sustituir en las fábricas a los millones de hombres movilizados. Gracias a ellas se aseguró el aprovisionamiento de armas y enseres en los frentes. Al final de la guerra millones de ellas quedaron viudas, en países desolados y con coberturas sociales inexistentes. Se ganaron palmo a palmo y día tras día su autoridad moral y su prestigio social.
No acababan de reponerse de las calamidades de los veinte años anteriores cuando una nueva tragedia arruinaría sus expectativas de futuro. La segunda gran guerra les hizo volver a las fábricas y los hospitales y entre momentos de dolor y de esperanza fueron haciendo cañones, tanques, barcos, mantas, vendas y latas de conservas. Al final, bastantes millones más que en la primera contienda quedaron viudas. Siguieron cubriendo puestos en la renaciente industria de la posguerra y poco a poco llenando las universidades. De nuevo estaban conquistando parcelas importantes sin posibilidad de marcha atrás; así hasta nuestros días.
Mientras todo esto ocurría en Europa nosotros pasamos el siglo XIX arrastrando el arado en un país caciquil y feudal. Fue un siglo desgraciado en la historia española, que comenzó con la guerra contra los franceses, continuó con las guerras carlistas y terminó con la pérdida de las colonias Y llegados al siglo XX, nos pasamos el primer tercio en disputas internas que acarrearían trágicas consecuencias, que no debemos olvidar ni tampoco debemos tener tan presentes hasta el punto de traumatizar nuestra convivencia futura.
Nuestras mujeres solteras apenas conocieron las fábricas fuera de Madrid, Barcelona o Bilbao. La sociedad española era sobre todo una sociedad rural en donde el papel de la mujer no había evolucionado desde siglos atrás. Las pocas libertades conseguidas antes de la guerra murieron con ella. La dictadura las condenó a ser únicamente amas de casa.
La labor de la dictadura en el campo de la igualdad femenina fue devastadora. La “unión temporal de empresas Régimen & Iglesia” veló por mantener a nuestras mujeres “puras y castas en pensamientos, obras y deseos”; esposas y madres según el modelo mariano impuesto por la Iglesia, con dependencia casi total del marido y acceso a la educación superior casi restringido a las elites económicas y políticas. Si esto era grave, la involución cultural no lo fue menos y cuando, llegados a los años sesenta, la incipiente globalización nos abrió las puertas a lo desconocido, ofrecimos al mundo el grotesco espectáculo de un machismo avergonzante tras la turista sueca, de mano de los López Vázquez, Estesos, Pajares y Ozores de turno.
A los casi cuarenta años del régimen franquista le han seguido ya treinta de democracia y los avances en este campo los vemos reflejados tristemente cada día en los telediarios. ¿Qué hemos hecho o qué hemos dejado de hacer en estos treinta años para no haber conseguido avances significativos?.
A las carreras tras las suecas siguió otro espectáculo machista conocido como “el destape” al que acudieron precipitadamente casi todas las famosas del escenario y la pantalla, denigrando la figura femenina hasta dejarla reducida en un simple objeto de deseo y mercadeo. Las prisas por parecernos a los otros europeos e incluso por superarlos convirtió el feminismo en casi una religión y se han ido sucediendo leyes para la igualdad que consagran la desigualdad y conducen al enfrentamiento.
Todos los abusos son malos y el querer imponer en el momento y por la fuerza de la ley lo que la sociedad debe digerir lentamente con el trascurso de los años es una equivocación. Las sentencias judiciales en divorcios, custodia de menores y prestaciones económicas han hecho tantos estragos en los derechos individuales, siguiendo al pie de la letra la doctrina de la nueva religión feminista, que han provocado el nacimiento de asociaciones de hombres afectados por la discriminación y la injusticia.
La igualdad no se consigue por decreto, ni con cuotas ni con ministras de la cosa. La igualdad se consigue con la educación no con la fuerza y aquí se han invertido las razones que conducen a un proceso dilatado y sin sobresaltos. Se ha querido hacer en cuatro días lo que en nuestro entorno europeo ha costado dos siglos, pero en esos cuatro días no ha habido ni intención ni tiempo suficiente para que la sociedad española evolucione culturalmente hasta unos niveles mínimos de permisividad, todo lo contrario, nuestro sistema educativo es el peor de la Europa occidental y el fracaso escolar es manifiesto. Se ha impulsado la creación de una sociedad inculta de culebrón televisivo y telebasura; una sociedad despersonalizada, de “trepas” sin escrúpulos, de personas individualistas y egoístas. Se han destruido muchos de los principios que regulaban la convivencia pacífica. Con este panorama es muy difícil que podamos entender las razones por las cuales el hombre y la mujer deben tener los mismos derechos y obligaciones. Basta echar un vistazo al mapa para comprobar que la violencia está más arraigada en las Comunidades más atrasadas y en los suburbios de las grandes ciudades o ciudades dormitorio donde precisamente se alcanzan los niveles culturales más bajos. No se consigue la igualdad poniendo faldas a los hombres en los anuncios televisivos sino educándolos para una nueva forma de vida en un mundo completamente distinto. La revolución femenina triunfará porque es justa y lógica pero el tributo que aquí va a tener que pagar será demasiado caro solo porque los gobiernos y la sociedad no han hecho bien los deberes.
Paco del Hoyo
("6 Flores" Diciembre 2008)


PREGÓN DE LAS FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS DE QUINTANAR DE LA ORDEN

Mis queridos paisanos y amigos quintanareños:

Es un gran honor para mí poder estar con todos vosotros en el comienzo de las Fiestas de San Juan, Moros y Cristianos de este excepcional año 2.004 y asumo el reto de convertir en palabras de esperanza la triste realidad de los recientes acontecimientos.

Quiero que este pregón del año 2.004 al tiempo que anuncia una fiesta tradicional, popular y participativa , sirva para anunciarnos también la existencia de nuevos caminos, no exentos de dificultades y que, aún a tropezones, habremos de recorrer en el futuro más próximo si pretendemos que nuestra entrañable celebración mantenga intacta su propia esencia, sin que nadie pueda jamás establecer una similitud entre lo que fue y lo que está empezando a ser , si no impedimos que lo sea, la convivencia civilizada y enriquecedora entre dos mundos, el musulmán y el cristiano que en la individualidad y en el parsimonioso acontecer del día a día encuentran siempre más semejanzas que diferencias.

Ninguna de la religiones que sustentan espiritualmente los dos mundos nació beligerante. Las dos hablan de amor, de respeto y tolerancia. Las dos establecen principios morales y normas de conducta y ambas acotan las parcelas a las que la flaqueza de la naturaleza humana es más proclive. Su debilidad, como la de cualquiera de las otras religiones monoteístas se esconde tras la defensa del principio de exclusividad. La utilización de los términos “único” y “verdadero” o algún otro de igual parecido, han puesto en boca del hombre la excusa de utilizar el nombre de su Dios, “Único” y “Verdadero” para satisfacer sus ambiciones de poder y riqueza, amañando y convirtiendo los textos sagrados en auténticos manuales de guerra. Ésta y no otra fue la verdadera causa de las Cruzadas y ésta fue sin lugar a dudas la que inspiró la rápida expansión del Islam.

Nosotros nos hemos reunido aquí para rememorar y celebrar 781 años de guerras, crueldades, desavenencias y alborotada coexistencia pero también de permisividad, convivencia, mestizaje, hermanamiento, trabajo, intercambio, cultura; todo lo malo y lo bueno del choque de dos civilizaciones desconocidas entre sí; una procedente del Norte europeo y la otra del Norte africano.

Extremadamente bárbara la primera, no llegó a implantar su diversidad cultural porque halló más comodidad en la asimilación de una cultura romana, muy superior a la suya en todos los órdenes y de cuya mezcla nacería la nueva sociedad hispano visigoda.

Se impuso la segunda por su bagaje cultural más amplio, propiciado por la relación de vecindad con los imperios y culturas del medio y próximo Oriente y por las relaciones comerciales con los pueblos y reinos del Oriente lejano. La sociedad musulmana aventajaba a la cristiana en conocimientos y fue cantera de sabios inigualable en todo el mundo conocido. No se había conocido mayor esplendor desde los poetas, filósofos y emperadores de la Hispania romana. La sociedad cristiana dormía un profundo letargo cultural con alguna honrosa excepción de estudiosos clérigos, escondidos entre los fríos muros de algún monasterio.

Nuestra celebración se repite cada año con un significado auténticamente positivo. Evocamos lo bueno de cada cultura y lo mejor de la mezcla resultante de ambas. Salvo los episodios más virulentos protagonizados por las oleadas de fanáticos que en varias ocasiones cruzaron el Estrecho, la relación entre moros y cristianos no fue muy diferente de la que existió internamente en cada bando y cada uno aprovechó la debilidad del otro para afianzarse o expandirse y lo mismo hicieron, y con saña, entre ellos mismos.

Hoy el mundo islámico está en crisis. Anclado salvo alguna excepción en un sistema feudal obsoleto, con una población empobrecida e inculta, adoctrinada y manejada hasta límites insospechados por un estamento clerical muy poderoso, que nos trae a la memoria el recuerdo de nuestro pasado más tenebroso.

Culpan a nuestro mundo occidental de su calamitoso estado de involución. Eso es insostenible hoy en día pero no está exento de razón cuando se refiere a nuestro pasado más próximo. Los imperios coloniales hace ya que desaparecieron pero su herencia persiste y con ella sus intereses. Algo hemos hecho mal o hemos dejado de hacer para haber llegado a esta peligrosa situación de complicados análisis y más que difíciles soluciones. Entre el Islam y Occidente el abismo es cada día más profundo y quizás hagan falta muchas generaciones y no menos sacrificios para superar en el futuro lo que nosotros ya hemos recuperado y celebramos del pasado.

Deseo que nuestra fiesta sea el escaparate de la convivencia y el respeto; de la admiración por todo lo que en este mundo une y enriquece. Habrá quién sostenga que conmemoramos la victoria de los unos sobre los otros pero esto no es así. Pensar de esta forma significa quedarse en lo superficial. El remate folclórico de una contienda de siglos es solo eso, folclore. Lo nuestro es mucho más profundo. Es avivar la llama que subyace en lo más hondo de nuestras almas y no renunciar a ninguna de las circunstancias que contribuyeron a que hoy seamos lo que somos.


                                        Al Andalus, inmerso en tu grandeza
                                       de vergeles, agua y luz, contemplo
                                       que el brillo de tu sol es más intenso
                                       y las estrellas pregonan tu riqueza.

                                      Hurí quintanareña , despereza,
                                      pon tus mejores sedas y postizos
                                      que Dios prendado está de tu belleza
                                      y Alá quiere adornar su paraíso.


Paco del Hoyo, primavera de 2.004
(Leído por J.C.T. en las Festas de Moros y Cristianos de Quintanar de la Órden)

jueves, 19 de marzo de 2009


EPÍSTOLA A LA “PEÑA DE LA PLANTA NOBLE”
Historia de San Valentín

Nota: La "Peña de la Planta Noble" está formana por un grupo de compañeros que, trabajando para un Banco, ocupaban la primera planta del edificio a la que denominaron "Planta Noble"  . Cuando el Banco se deshizo de este edificio, los componentes de la peña fueron dispersados por otras dependencias en Albacete y de tarde en tarde se reunen para recordar viejos tiempos. No es un club masón ni tiene otras connotaciones que las antes citadas. El autor de esta entrada no entiende el por qué de tantas visitas, casi 700 sobre un total de 5.000 en todo el blog. Si hay alguien que pueda dar alguna pista, se le ruega haga un comentario a la misma.

Queridos hermanos:
“La voz popular ha hecho de este santo el patrón de los enamorados, posiblemente porque durante estas fechas en los países nórdicos los pájaros se aparean o porque, según una tradición, en el tiempo en que vivió san Valentín, en el cual la religión cristiana estaba perseguida, él, a escondidas, casaba a las parejas bajo el ritual de la Iglesia. Algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba por este tiempo la adoración al dios del amor, cuyo nombre era Eros y a quien muchos simpáticamente le han pasado a llamar Cupido. También, y hace muchos siglos, fue tradicional en Inglaterra (se calcula que en los siglos XVII y XVIII) la "fiesta de los valentines", donde se elegían a hombres y a mujeres para formar pareja. Sea como fuese, San Valentín casi por sorpresa suya, es el patrón de todos los enamorados y de todas aquellas personas que quieren tener a una amiguita o a un amiguito para que les acompañe no solamente en ir al cine, a la discoteca o bien a cenar, sino también para formar una familia "ser felices y comer perdices".

San Valentín goza de mucha popularidad sobre todo en los países de habla inglesa: Estados Unidos y Gran Bretaña y también en buena parte de todo el continente europeo. Desgraciadamente, los grandes centros comerciales aprovechan para hacer del 14 de febrero (fecha de la onomástica del santo) un gran dia de consumismo, al estilo de la Navidad, y una semana antes de la fiesta ya anuncian todos sus productos como si fuera el fin del mundo.

¿Pero... quien fue San Valentín? La verdad es que hay muy poca cosa de él. Sabemos que era un sacerdote que nació en Roma a mediados del siglo III y que gozó de un gran prestigio en aquella ciudad hasta el punto que el emperador Claudio II lo invitó a su palacio para mantener una conversación y conocer de esta manera el porqué de su fama. Según la tradición, Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer "propaganda" de la religión cristiana y convencer al emperador para que siguiera los pasos de Jesús. Aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por aquella religión que los mismos romanos perseguían, los soldados y el propio Gobernador de Roma, Calpurnio, le obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de nuestro santo. Claudio no tuvo más remedio que hacer marcha atrás y mandó a Calpurnio que lo procesara. Pero aquella misión la llevaría a cabo el lugarteniente del gobernador, Asterius. Cuando fue llevado ante él, éste se mofó de la religión cristiana y puso a prueba a Valentín. Bajo un tono de burla, le preguntó si sería capaz de devolver la vista a una hija suya que era ciega de nacimiento. Valentín aceptó y en nombre del Señor obró el prodigio. Asterius y toda su familia se convirtieron al cristianismo, pero Valentín no se salvó del martirio, ya que temiendo una rebelión del ejército romano y de los paganos, el emperador lo mandó ejecutar. Era el año 270.

Los restos mortales de San Valentín se conservan actualmente en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni. Cada 14 de febrero se celebra en dicho templo, una acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren unirse en matrimonio al año siguiente”.

Bueno, ya sabéis quién era San Valentín, patrón , dicen de los enamorados. Cuando llegue el momento os diré quién era San Marcos, patrón de los cabrones o San Agapito y San Tito, mártires del culo y vírgenes del pito.

Pero San Valentín como patrón del enamorado de su media naranja se me queda corto. Yo propongo que San Valentín sea el patrón de todos los que están enamorados de algo, no solamente de su pareja; por ejemplo, de los enamorados del Banco, que haberlos haylos; de los enamorados de la luna, algunos de los cuales celebran también San Marcos; de los enamorados de sí mismos, que ese día suelen meterse el dedo en el culo; de los enamorados de la Vicepresidenta, para cuya enfermedad no existe remedio; de los enamorados de la comienda, la bebienda y la jodienda, porque de ellos será el reino de los cielos; de los enamorados de mí, para los cuales y sin importarme el sexo, tengo las puertas abiertas (maricones abstenerse); en fin, de todos los que aman la ciencia, la ecología, el arte, a los animales, a Zapatero, a las putas, a los Obispos y a todas cuantas cosas, buenas y malas, conforman esta puta vida.

Dicho esto os convoco a celebrar San Valentín no en su día, que está reservado para la pareja, sino el MARTES DÍA 13, a las 14,30 en el lugar de costumbre.
No se va a preguntar a nadie qué amor secreto celebra al margen o a espaldas del de la pareja; si alguno estuviera dispuesto a confesarlo, que lo haga al principio y así no se hablará de negocios.
El menú será a base de entrantes o "paraentrantes", rabitos de jabalí huérfano, bolitas de pezón de novicia y agujeritos negros estelares. Luego un segundo de pierna, entrepierna, sobrepierna, bajopierna o pernil y a los postres mermelada de coñíferas; champán, café, copa, puro y fantasía, eso sí, mucha fantasía...

Paco del Hoyo


Por favor, escriba un comentario de por qué ha entrado en esta página



EL AIRE DE SISANTE ...

Quién iba a pensar cien años atrás que nuestro molino de viento, que nunca llegó a serlo porque jamás fueron instaladas sus aspas y sus ruedas, tendría una descendencia tan numerosa como provechosa .
Quién podría imaginar, cuando en los años cuarenta del pasado siglo la central de El Picazo nos parecía un reto inigualable en obra civil y tecnología, que su producción de energía eléctrica se viera multiplicada por veinte, con unas instalaciones mucho más sencillas que utilizan tan solo la fuerza del viento.
Bueno, pues lo cierto es que de ser un modesto productor de trigo, vino y aceite, Sisante se ha convertido en uno de los mayores productores de energía eléctrica de Castilla La Mancha y cuenta con el mayor parque eólico de la Región.
La instalación cuenta con cuatro parques de 33 aerogeneradores cada uno, que suman un total de 132 y que toman el nombre del paraje donde están ubicados; de saliente a poniente: “Cuesta Colorada”, “La Muela”, “Cerro del Calderón” y “Cerro del Palo”. (En adelante hablaré del “Parque de Sisante” englobando los cuatro)
En total, la potencia instalada es de 198 MW (megavatios; miles de Kilovatios o millones de Vatios), lo cual no nos dice mucho, pero si lo comparamos con la central eléctrica de El Picazo, que tiene una potencia de 10 MW, vemos que el parque de Sisante produce veinte veces más energía eléctrica y casi cuarenta veces más que la central de La Losa.
Cada KW (Kilovatio) instalado en el parque de Sisante equivale al consumo normal de una familia, por lo que el parque produce la energía eléctrica capaz de satisfacer el consumo de 198.000 familias.
Los 132 aerogeneradores (molinos) son de la clase 1500 de General Electric Wind Energy, modelo GEWE 1,5. Cada uno produce un rendimiento anual de 3,5 millones de Kw/h. (Kilovatios hora) a una velocidad media del viento de 6 m/s. (metros por segundo) a la altura del buje y durante 2.500 horas al año aproximadamente.
Los elementos de cada “molino” son los siguientes:
LA TORRE, de forma cónica y fabricada en acero. Está dividida en tres tramos, con una altura total de 80 metros. Tiene un tramo largo de escalera y al final un montacargas que accede al aerogenerador.
EL ROTOR, Cada aerogenerador dispone de un rotor con tras palas, de 77 metros de diámetro que barren una superficie de 4.657 metro cuadrados y gira a una velocidad de entre 10 y 18 rpm. (vueltas por minuto).
LAS PALAS, , miden 37,3 metros de largas y están fabricadas con fibra de vidrio. Giran también sobre su eje para situar su plano en el mismo sentido del viento y detenerse.
EL GENERADOR, tiene 1,5 Kw. (Kilovatios) de potencia. Genera una tensión de 690 V. (voltios) girando entre 1.200 y 1.800 vueltas por minuto. Al pie de la torre hay un transformador que eleva a 20.000 V. la tensión de salida para transportarla bajo tierra hasta la subestación.
ORIENTCIÓN, los aerogeneradores disponen de un sistema automático de orientación según la dirección del viento. Están situados formando alineaciones de Norte a Sur a una distancia aproximada de 120 metros entre ellos.
El de “Cuesta Colorada” es el que se ve por encima del “Monte”, entre Sisante y Tébar. Tiene tres tramos con 16, 10 y 7 aerogeneradores, orientados el primero de Norte a Sur y los otros dos con un aligera variación al Suroeste.
El de “La Muela” tiene cuatro tramos muy separados entre sí, de 12, 9, 7 y 5 aerogeneradores, orientados de Norte a Sur. El situado más al Sur es el que se ve solo al otro lado de la carretera de La Atalaya y cuyo acceso está acondicionado para las visitas educativas programadas. Queda despejada toda la zona donde se encuentran las torres de comunicaciones de Telefónica, Ejército del Aire y móviles.
El del “Cerro del Calderón” tiene cuatro tramos de 7, 4, 9 y 13 aerogeneradores, orientados los tres primeros de Norte a Sur y el cuarto ligeramente desviado al Suroeste.
El del “Cerro del Palo” está situado al Oeste, conformado con un tramo único con los 33 aerogeneradores, orientados los veinte primeros de Norte a Sur y el resto hacia el Suroeste.
Tienen un sistema de control, que permite una salida de potencia constante transformando las irregularidades del viento y dispone de dos sistemas de frenado. El aerodinámico, para cuando el viento es muy fuerte, hace girar va las palas sobre su eje situando su plano en la misma dirección del viento, ofreciendo solo la resistencia necesaria para mantener el número de vueltas establecido. El mecánico se acciona cuando en el aerogenerador se están realizando trabajos de mantenimiento.
Están dotados de un sofisticado sistema de insonorización y llevan incorporado un pararrayos en los extremos de las palas.
La tensión de salida de cada aerogenerador es de 690 V. que se transforma a 20.000 V. en los transformadores instalados al pie de cada torre y mediante un tendido subterráneo de 10 Kms. se transporta la energía hasta la subestación, donde se transforma a 132.000 V.. Desde allí se transporta mediante un tendido aéreo de 6 Kms. hasta conectar con la línea de Iberdrola de Olmedilla a Villarrobledo.
Hemos llegado al final de este recorrido por el parque sisanteño y, si bien es verdad que nos ha cambiado la imagen de “La Muela” y “El Monte”, ha producido accidentes en la autovía por despiste y según algunos favorece la caza furtiva, lo cierto es que se trata de una fuente de energía limpia y barata, que deja un puñado de millones a los propietarios de la tierra y al Municipio.
Si alguien, no obstante, quisiera disfrutar de la vista de “La Muela” sin molinos, puede hacerlo en los numerosos días en que la niebla se deja caer en las últimas curvas de la cuesta y si quiere fotografiar el pueblo sin ellos, puede hacerlo perfectamente desde las cruces del Calvario, junto al molino de viento.


Recordáis aquella copla que cantaba:
                                    “Con el aire que lleva la Valentina,
                                    con la teta derecha rompe una esquina
y que ahora continúa:
                                    “Y allá en la Muela,
                                    los molinos de viento encienden candela.
                                    ¡Ay que Sisante!,
                                    que hasta el aire que tiene mueve gigantes”


Paco del Hoyo (“6 Flores”, Verano 2004)

LA “NACIONAL 310


                                                     La N-310 a su paso por Sisante

                                                LA “NACIONAL 310”
Se cumplen ahora veinticinco años de aquella triste mañana del 2 de Octubre de 1.979, en la que un hombre justo, agricultor de vocación, alegre, desprendido y respetado y querido por sus paisanos, Benjamín, fallecía a consecuencia de la temeridad e impericia de un camionero irresponsable e insensato.
Era casi medio día, sentado en el remolque se le veía contento por el buen año de uva . Habíamos descargado en la bodega y volvíamos a la hora de suspender la faena para comer.
Una ancha recta , completamente llana, de varios kilómetros, tráfico escaso, visibilidad total. Sin saber cómo ni por qué, un camión que nos sigue se nos echa encima. No vimos nada, solo caos, aturdimiento, muerte ...
Aquella mañana me acompañó la suerte igual que ahora me acompaña imborrable y persistente el recuerdo.

Otro tributo de sangre se cobraba de nuevo la N-310. Yo la recuerdo de tierra en los interminables viajes a San Clemente en el “Pepito” de Bartolo. Después alguien pensó contradecir el arcaico trazado radial y buscar el atajo de Andalucía a Levante, Mancha por medio, y creó el monstruo, eternamente insatisfecho a pesar del más de un centenar de vidas perdidas en su lengua de asfalto.
Los osos del Hosquillo y los ciervos de Cabañeros gozaban de más protección que los miles de agricultores manchegos, obligados a jugarse diariamente la vida en esa y otras carreteras similares, que antaño fueron caminos que les arrebataron en aras a la modernidad sin alguna reparación.
Argumentos hay de sobra para defender la modernidad y la tradición. Nadie pone en duda la necesidad de modernas carreteras que faciliten el desarrollo de los pueblos, pero ningún responsable pensó en la necesidad de hacer caminos paralelos que facilitasen el desplazamiento, diario y numeroso, de tantos y tantos hombres del campo.
La N-310, considerada para colmo como vía rápida, es un ejemplo más del mal gobierno que llevamos sufriendo en esta artificial mezcolanza que llamamos Castilla la Mancha. En Manzanares, Argamasilla, Tomelloso, Villarrobledo, San Clemente, Sisante etc. son en estas fechas centenares de tractores cargados de uva los que circulan entre miles de camiones de gran tonelaje, unos con la señal luminosa a la vista, en otros casos oculta y en algunos apagada.
Miserables arcenes, en muchos casos de menos de un metro. Igualmente miserable la señalización para la noche o los días oscuros y de niebla, tan frecuentes. Vergonzosa la ausencia de caminos paralelos alternativos, por lo menos en los diez kilómetros anteriores y posteriores a cada `pueblo. Mas vergonzosa todavía la pasividad de las autoridades autonómicas, que justifican su dejadez en el argumento de la “titularidad”, que es estatal en este caso, olvidando que los muertos y sus familias son manchegos. Cada muerte debería hacer reflexionar y concienciar a todas las autoridades políticas y técnicas responsables. La N-310 es una sangría continuada de vidas por la que nadie parece estar preocupado.

Los agricultores también deben asumir su parte de responsabilidad y aceptar que la circulación por una vía rápida, atestada de camiones, requiere adoptar unas medidas y unos hábitos diferentes a cuando se circula por un camino. Son numerosos los tractores que colocan la señal intermitente de forma que si se ve por delante no se ve por detrás y al contrario, o enganchan remolques cuya altura es superior a la de la señal luminosa. Son también muchos los que acoplan aperos que sobresalen excesivamente por los lados sin ninguna señal que lo advierta. Muchos también los que, entre luces, olvidan llevar encendidas las necesarias etc. etc. No me estoy inventando nada. Es la realidad que me encuentro cada día en mis numerosos viajes por esta y otras carreteras “CM” de Albacete, Ciudad Real y Cuenca.
La N-310 ha podido suponer en algún momento cierto respiro en la economía de los pueblos que atraviesa; no en el nuestro desgraciadamente; pero sus bastante más de cien muertos son un tributo innecesario que debería quitar el sueño a más de un responsable y hacer cambiar las costumbres de más de un usuario.
También a ella le va a llegar su fin en un futuro muy próximo. La nueva autovía que ya viene de Ciudad Real hasta La Atalaya habrá supuesto la muerte de la N-310. No creo que en Sisante vayamos a derramar ni siquiera una lágrima por ella.

Quiero terminar recordando e invitándoos a recordar aquella triste vendimia de 1.979 en la que nos abandonaba mi suegro y a todos aquellos vecinos nuestros que cayeron en similares circunstancias.
Tan grande es el horror que me produce tanta muerte innecesaria como el que me subleva cuando pienso en los políticos y técnicos que, instalados en la poltrona, convierten cada una de ellas en un simple dato estadístico.

                                                                                                          Paco del Hoyo
                                                                                                  (“6 Flores”, Otoño 2004)

PREGÓN DE LA FERIA 2.002 SISANTE



La Placeta con la fuente ya desaparecida

PREGÓN DE LA FERIA 2.002 SISANTE
Sra. Alcaldesa, Autoridades locales, Reina y Damas, queridos amigos y vecinos de Sisante:

Una noche de finales de Julio, allá sobre las doce, suena el teléfono en casa y alguien me anuncia que la Alcaldesa desea hablar conmigo.
Oigo el teléfono al otro lado. “Buenas noches Paco, tengo que darte una mala noticia”. “Hola Casilda, tú dirás.” “Mira, hemos pensado que tienes que hacer tú el pregón de la Feria este año, ¿qué te parece?.” “Bueno pues, no sé, yo creo que, en fin...que al final esta noche estoy ante vosotros para invitaros a que nos pongamos en marcha porque vamos de fiesta.

Es muy de agradecer que el pregón de la Feria, cuya costumbre arranca de pocos años atrás, sea encomendado habitualmente a un hijo de Sisante o a personas vinculadas meritoriamente al pueblo. Los nuevos Consistorios han debido valorar y considerar el potencial del pueblo para dar oradores, a sabiendas de que hay en Sisante mucho latín metido entre pecho y espalda. Alguien hasta dijo que había en Sisante más latín que en Roma y no en vano, en los años cincuenta y sesenta, las pláticas y sermones de los aspirantes a cura constituían una auténtica competición. Recuerdo uno de ellos que en cierta ocasión oficiaba como ayudante de D. Pablo en el convento; llegada la hora de la homilía se volvió hacia los asistentes, balbuceó algunas palabras durante un par de minutos y con un “Ave María Purísima” se volvió de nuevo hacia el altar. El Espíritu Santo debió fallarle y a la familia les dio un soponcio.

A diferencia de los pregoneros de oficio, que pasean de pueblo en pueblo un discurso manoseado, del que solamente cambian el nombre del pueblo y del Santo; el pregonero local, que normalmente no vive de la prédica, suele transportarnos a tiempos de los que cada uno guardamos buenos recuerdos, pero que con el ajetreo de cada día resulta trabajoso hacerlos presentes.

Vamos a dar comienzo a las fiestas patronales del año 2.002; un año que, aparte de ser capicúa, no tiene un significado especial respecto a los anteriores o a los venideros y voy a centrar mi pregón en hablaros exclusivamente de las fiestas en general y de la Feria en particular.

Voy a intentar reducir los relatos nostálgicos, que a la mayoría de los jóvenes no dicen nada y que para la mayoría de los viejos son una constante dedicación. Pero sí quiero hacer una apreciación sobre el Sisante de mi infancia y juventud, porque cuántas veces, cuando veo que se ha hundido una tapia siento que se está enterrando un recuerdo. Creo que nos ha pasado a todos, seguramente cuando hemos remozado nuestras casas o hemos visto la transformación de calles y fachadas o la desaparición de edificaciones singulares.

En general y salvo lo que ha supuesto un duro golpe contra el patrimonio cultural, artístico o arquitectónico del pueblo, como por ejemplo la casi desaparición de la Ermita de San Bartolomé, la demolición del teatro de Herrera, la absurda e innecesaria transformación de la esquina del huesario o la pérdida de la capilla del antiguo hospital en la calle de D. Herminio, Virgen incluida; digo que, en general el total del pueblo presenta un estado de permanente transformación y renovación, en su mayor parte positiva, aunque no exenta de detalles de mal gusto como la incorporación de fachadas de corte levantino, pero que en conjunto ofrece una imagen nueva, adecentada y limpia como nunca la había tenido. Ello compensa en parte la nostalgia de mis recuerdos enterrados.

Vuelvo al hilo del pregón recordando que las fiestas de carácter religioso, se vienen celebrando desde la antigüedad en honor del Santo o los Santos que cada lugar o comarca consideraba más de su conveniencia en razón de los favores o milagros recibidos de los mismos o bien en recuerdo del Santo del día en fechas históricas de batallas o conquistas.

Las fiestas patronales, en nuestro entorne agrícola manchego, normalmente se celebraban a finales de verano o principio de otoño, una vez que habían terminado las labores del campo propias de la temporada. De tal forma que las fechas del 15 de Agosto con la celebración de la Asunción de Nuestra Señora; el 24 de Agosto en honor a San Bartolomé, que en Sisante posiblemente fuera la fiesta patronal antes de la llegada del Nazareno del convento; el 8 de Septiembre celebrando el nacimiento de la Virgen o el 14 de Septiembre en que la Iglesia dedica a la exaltación de la Cruz, son días en los que la mayor parte de los pueblos de características parecidas al nuestro están en plena ebullición festera. Otros pueblos con fiestas patronales de menor arraigo optaron por trasladarlas a fechas coincidentes con el periodo vacacional para congregar el mayor número de visitantes, dándose la circunstancia de que en algunos de ellos han tenido que regresar a sus orígenes por haber constituido el cambio un auténtico fracaso.

El cambio de un Estado confesional a un Estado laico ha supuesto la desaparición de la mayoría de las fiestas de carácter religioso y celebración nacional. San José, el Corpus, San Juan, San Pedro o Santiago han sido los más perjudicados, quedando limitados a los lugares en que son fiestas patronales arraigadas.

Si el cambio de un modelo de Estado a otro ha supuesto la desaparición de muchas festividades religiosas, los profundos cambios y transformaciones sufridas por nuestra sociedad en los últimos treinta o cuarenta años, han traído consigo una evidente modificación en los planteamientos, el contenido y hasta en la misma esencia de las fiestas.

Mi generación ha sido protagonista a la vez que testigo en todos estos avatares y quiero por ello, recordando sus vivencias, hacer un breve recorrido descriptivo de lo que fue para nosotros la feria de nuestros mejores años.

Recuerdo las “barcas” del “Sardina” y su pequeña noria manual posterior. “El Sardina” fue toda una institución en la feria de nuestros primeros años como creo que lo fue la “Choza de Magua” para los mayores, del mismo modo que la rotura de pucheros y la carrera de cintas, única programación infantil en aquellos tiempos y que aún perdura. Dejamos fuera al toro. El “toro carretilla” es consustancial con la Feria. Es el alma de la feria.

Conforme pasaba el tiempo, pasábamos nosotros también de las “barcas” al “tiro pichón”, primero con aquellas grandes bolas de anís hasta llegar a la prueba de habilidad del palillo con el cigarro. Con este entretenimiento, algún que otro churro , un polo del “Marquesillo” y la práctica del “más difícil todavía”, que era “colarse” en el futbol, los toros o la verbena, transcurría cualquier día de feria en aquella edad que suponía el final de los cromos y las bolas y el principio de la verdad, es decir, de las guachas.

Cuando nos dimos cuenta de que “El Sardina” además del “tiro” y las “barcas” tenía dos hijas preciosas, se abrió para nosotros otro mundo, en el cual no habíamos reparado antes y que a partir de ese momento sería razón de vida y causa de nuestras preocupaciones y desvelos.

Sin salir de la feria y llegado a este punto, las guachas ya florecidas o estando en ello, nos llevan, en vez de por la calle, por la “plaza de la amargura”; plaza arriba, plaza abajo, “sacando zaques, como se dice”, detrás, delante, al lado, de cerca, de lejos; todo menos encima o debajo, que eran entonces posiciones prohibidas. Las seguimos insistentemente en continua procesión que termina al llegar a la puerta de la verbena. Ellas pasan, nosotros no. Ellas, como decía, unas florecidas, otras floreciendo y otras en vísperas, todas pasan. Son el reclamo. Nosotros por no sé qué problema de la moral y la conciencia de no sé quién, nos quedamos en la calle. La verbena espectáculo no es apta para algunos menores. Era la primera dificultad con que nos encontrábamos en el difícil recorrido por una edad entra la niñez y la “mili”. Una edad que agradaba poco a las “sotanas” y a los guardianes de la moral de entonces.

Llega por fin la edad mágica, ese momento maravilloso en el que te has embadurnado el pelo con brillantina y te has dejado los cuatro pelos del bigote y ya, con la entrada en la mano te dispones a pasar y notas como el portero te mira de arriba abajo, hace un gesto que refleja sus dudas y al final te dice: Pasa. Una vez dentro, con ojos de lechuza buscando la presa, descubrimos amargamente que las que se sonreían con nuestros requiebros o miraban de reojo al cruzarnos en la plaza, están en manos de otros a los que el destino ha obsequiado con nacer dos o tres años antes.
Las que habrían de ser las nuestras estaban todavía vistiendo muñecas, ajenas completamente a lo que les esperaba.

Después de costarnos Dios y ayuda conseguir dinero para la entrada del baile y poner cara de “quinto” ante el portero, perdemos la única ocasión de ponerles una mano encima, lo que ya no será posible al menos hasta el baile de las Pascuas. En fin y resumiendo, todo un desastre.

Acaba de entrar en juego otra de las muchas dificultades a las que me refería anteriormente, el precio de la entrada. De nuevo funciona el reclamo. Ellas “gratis total”, como se dice ahora, en sisanteño “de balde” y nosotros a “tocateja”. El precio de la entrada condiciona mucho la participación de la gente. La verbena, más que unir, separa a los que tienen de los que carecen. Los festejos populares son prácticamente inexistentes. No hay presupuesto municipal para sufragar las fiestas y el toro, la pólvora y la música han de costearse con un reparto domiciliario.

De los dos elementos de la feria que eran multitudinarios, la celebración religiosa con sus misas y procesiones y la celebración social, centrada principalmente en la verbena, la primera casi obligatoria, sin costo ni limitaciones; la segunda, inmoral, pecaminosa y deplorable pero sobre todo lucrativa. De ahí el empeño de mi generación en hacer más voluntario lo religioso y más accesible, festiva, participativa y sin limitaciones la verbena.

Teníamos claro que en la Feria debería haber para todos, sin distinción de edades ni de posibles, como también sabíamos sobradamente que nada podíamos esperar de las Corporaciones de aquella época, de modo que, aprovechando algún momento de mayor permisividad, llegamos hasta a negociar con la autoridad de entonces y proponerle que nos dejara hacer a nosotros lo que desde el Ayuntamiento no se hacía. El asunto no era fácil, había por medio muchos intereses económicos, pero pudo más el empeño de un grupo, que luego fue mayoría, de gente joven, desprendidos de viejos prejuicios de clase y con voluntad de hacerse oír y ser tenidos en cuenta.

Se puso en marcha una maquinaria que dio como fruto la primera verbena de Feria en las Cooperativa. No recuero si fue gratuita o con precios populares y abonos familiares. Simultáneamente se celebraron verbenas en la Placeta para la Virgen de Agosto con el ánimo de obsequiar a los veraneantes. Lo que dimos en llamar la fiesta del turista, que alguien quiso monopolizar para otros fines y al poco tiempo desapareció.

Al tiempo que se organizaba la verbena en la Cooperativa, que coexistió durante dos o tres años con la verbena privada de siempre que terminó por desaparecer, se empezaron a programar actividades para todas las edades. A falta de corridas de toros se torearon vaquillas en el corral de los “Rabotes” que en ocasiones fueron cocinadas para todo el pueblo. Se varió sensiblemente el contenido del programa oficial de festejos que años tras año se iba copiando del anterior.

Aquel movimiento espontáneo de la gente joven del pueblo que dio lugar al nacimiento de las verbenas populares en Feria y Navidades o a las novedosas cabalgatas de Reyes, fue también el embrión de las actuales peñas y el ambiente propicio para que un grupo más reducido, al que tuve el honor de pertenecer, lanzara a la calle la primera revista dedicada a Sisante y sus cosas que se llamaba “6 Flores”. Una publicación que fue foro de opiniones y reflejo del pensamiento de la época a la vez que escaparate de la cotidiana realidad sisanteña y que nunca debió desaparecer.

Quiero terminar este recorrido por las cuatro últimas décadas rindiendo público homenaje a aquellos que por su coraje y dedicación hicieron posible la transformación de las fiestas y en concreto a una persona que fue algo así como el combustible sin el cual no hubiera funcionado el motor que acabábamos de poner en marca. Me estoy refiriendo a “Angel el Torero” cuya honradez, buen hacer y responsabilidad nos abrió muchas puertas en aquella difícil travesía. Su trabajo silencioso, su sencillez y fuerte personalidad, de la que se desprendía una autoridad incuestionable, fueron elementos capitales que hicieron más llevaderas las dificultades del proyecto.

Estamos en los comienzos del nuevo siglo y la transformación sufrida por nuestra sociedad en los últimos años, se están reflejando también en la celebración de las diferentes fiestas del año. Sin abandonar el sentido religioso de sus origen, hay otras características que definen a las nuevas fiestas como son el alto grado de convivencia y participación, el poder de convocatoria para la reunión de las familias, dispersas casi en su totalidad y el motivo para abandonar la urbe despersonalizada y regresar al calor de los tuyos.

Convivencia en la peña, que organiza actividades y festejos, que participa en las celebraciones y que vive al límite cada minuto de la feria. En la Cofradía o en el grupo que organiza una actividad. Es significativo y meritorio el movimiento surgido a consecuencia de la celebración del Jubileo 2.000 , que ha conseguido dar un realce especial a la celebración de la Semana Santa por la creación de nuevas Cofradías y el resurgir de las ya existentes. De seguir manteniéndose el auge de esta celebración, como los días de vacaciones que la complementan, estoy seguro de que a la vuelta de unos pocos años será la fiesta masiva que congregará al mayor número de sisanteños.

La fiesta actual es también la reunión familiar. El regreso de la familia dispersa por el mundo a la sombra de la parra o al fresco de la puerta. Los días fatídicos en los que gallinas y conejas quedan viudas y cuyo duelo celebramos los humanos alrededor de una paella o de un lebrillo de cuerva. Es la hora de congregar tres y hasta cuatro generaciones; de dar a conocer los nuevos novios y novias o estrechar las relaciones con recientes nueras y yernos, lo que mi parienta la “Jabonera” llama “los injertos”. En definitiva, la fiesta se convierte en el motivo que justifica la convocatoria del encuentro.

Pero la fiesta de hoy en día es todavía algo más. Es algo que la ennoblece y garantiza su futuro. La fiesta es el regreso a los orígenes. La búsqueda del eslabón perdido a partir de los años sesenta por esos mundos de Dios de Valencia, Madrid o Barcelona.

No siempre las sociedades de acogida facilitaron el arraigo en ellas de nuestros numerosos emigrantes, ni tal arraigo fue posible en los cientos de poblados periféricos próximos a los cinturones industriales, llenos de emigrados de los cuatro puntos cardinales.

Muchos se fueron sin dejarse nada, solo ríos de sudor en estos campos sedientos. Otros dejaron casa y pertenencias. Muchos no volvieron jamás pero muchos más si lo están haciendo. Unos llenan hasta los trenques la antigua casa familiar y otros compran casa nueva, pero todos buscando el calor humano de la Plaza, del Pozo Viejo, de Los Hoyos, del Convento, del Cerrillo y del Rollo, de San Antón y del Santo Cristo; ese calor imposible de encontrar en los hormigueros de cemento, rodeados de asfalto y de ruidosa soledad.

Vienen en Semana Santa, en la Virgen de Agosto, en la Feria, otros en todas las ocasiones. Traen consigo a sus hijos y a los hijos de sus hijos, mozos estos últimos rondando la veintena, que ya no recibieron el bautismo de agua del Pozo Viejo pero sí el bautismo de fuego del toro carretilla y con ello se hicieron en gran parte sisanteños de vocación.

La fiesta, sea cual sea la época del año, cumple impecablemente con su función de congregar, de reunir, de atraer a su rincón ancestral al sisanteño de la diáspora.

Quiero terminar este pregón diciéndoos que tengo gran esperanza en el futuro de Sisante y más todavía en los que serán sus protagonistas, los jóvenes. Jóvenes hoy mejor formados, dialogantes y solidarios, cuyo reto principal será hacer sólidas unas normas de convivencia equitativas y justas, en una sociedad abierta y plural muy distinta a la que nos ha tocado vivir a nosotros.

Deseo de corazón que de nuestra herencia sepan desterrar lo insolidario, mezquino y egoísta que conforma parte de nuestra tarjeta de identidad. Que vean con claridad que el horizonte está más allá de una linde, de una doctrina o de una idea.

Deseo igualmente que el grado de convivencia, acogida y respeto que serán sin duda la pauta en estos días, sean también la base sobre la que se sustente nuestra vida cotidiana, en la que tanto bueno nos queda por aprender como tanto malo por olvidar.

Os voy a recordar unas frases de la salutación de la Alcaldesa en el programa de fiestas del año pasado que invitan especialmente a la participación:
“Llenad de cal vuestras portadas, de queso y jamón vuestras despensas, de averíos vuestros corrales y de vino vuestras cuevas. Salid a la calle y disfrutad y participad de todo, que vuestra es la fiesta y vuestro el merecimiento”

Haciendo mía esta recomendación de la Alcaldesa, termino con un soneto dedicado a las fiestas tradicionales sisanteñas, algunas de ellas ya desaparecidas:


                                   Aún caliente el rescoldo de la Pascua
                                   revive Enero la fiesta en San Antón;
                                  Jueves Lardero, primera “procesión”
                                  que nos anuncia las de Semana Santa.

                                  Corpus florido, calle engalanada;
                                  olvidados, San Pedro en el portón
                                  del cielo, Santiago en un rincón;
                                  en Agosto, Asunción, Virgen tumbada.

                                  La feria de Septiembre, el Nazareno;
                                  la Virgen del Pilar, de España entera,
                                  y los Santos, que habitan en el cielo.

                                  En Santa Catalina la primera,
                                  y para la Purísima de nuevo,
                                  son con la Navidad tres Nochebuenas.

Os agradezco de corazón la atención que me habéis prestado y os deseo una dichosa e inolvidable feria. Un abrazo a todos.

                                                                                                      Francisco del Hoyo López

ROMANCE DEL REY MORRO GONTAREÑO

                  Góntar (Yeste), panorámica y Casas de Abajo


ROMANCE DEL REY MORRO GONTAREÑO


Llorando estaba el Rey Morro,
Morro de la Morrería
porque en su reino de Góntar
los enemigos vencían.
La Sultana de Beneche
dispuesto ansí lo tenía
que el Rey Morro sucumbiera
entre mucha algarabía
y en conquistada la plaza
a sus siervos reunía
en la posada de Pero
para elegir alcaldía.
El Rey Morro dio batalla,
y unos pocos le seguían
que haciendo de consejeros
la su razón imponían,
más con el resto del reino
esta vez no le valía
y fue tan grande derrota
que ni Alá se lo creía.
Y ansí el reino gontareño
una Reina elegiría
afortunada y lozana
Reina de la Morería.
El derrotado Rey Morro
de su asombro no salía,
con el rabo entre las piernas
hacia los montes huía
gritando desesperado
de esta manera decía:

“Adiós mi querido reino
adiós Góntar tierra mía,
adiós rifados corderos
que cada otoño tenía,
adiós cemento y arena
que abundantes repartía,
adiós migas y festejos
alegro del alma mía,
adiós vino y aguardiente
que en tanta estima os tenía,
adiós a los mis cojones
por los que todo se hacía,
adiós Góntar traicionera,
adiós Sultana, si un día
tu reino también perdieras
de Castellón volvería
porque yo soy el Rey Morro
Morro de la Morrería”

                                                                                                             Paco del Hoyo





HISTORIAS DE LOS TORCADES.LA LEYENDA DE LA “PEÑA DEL HUEVO”


Sisante "Las Torcas, Peña del Huevo"
              
            HISTORIAS DE LOS TORCADES

2.- LA LEYENDA DE LA “PEÑA DEL HUEVO”

En el principio del tercer milenio antes de Cristo, los Torcades habían establecido sus poblados entre las Torcas y la cantera de silex (pedernal). Allí los manantiales de agua eran abundantes, asegurando el consumo para personas y animales. De la cantera extrajeron el pedernal que habría de servir durante siglos para confeccionar sus armas y herramientas.
Habían conseguido formar los primeros rebaños de caprino, lo que siglos más adelante se conocería como la “Capra Hispánica Dulense”, alimentándose de su carne y su leche y utilizando sus pieles para cubrirse y calzarse. Atrás quedaban los tiempos en que se limitaban a darles caza asegurando el sustento en los largos inviernos de nieves perpetuas, cubriéndolas de sal y secándolas al sol; lo que ahora se conoce por “salón”, manjar en peligro de extinción.
Ya disponían de algunos terrenos roturados, dedicados al cultivo de cereales y legumbres, entre las Torcas y la actual carretera, desde donde se extendía hacia el Sur y por el Este hasta el río un inmenso bosque de pinos, encinas, sabinas y enebros, poblado de ciervos y jabalíes. Para los Torcades eran los terrenos sagrados de caza.
Comerciaban con los Olcades y Carpetanos, instalados más al Norte, y con los Oretanos y Túrdulos más al Sur, de los que obtenían el cobre y estaño necesarios para elaborar en bronce diferentes utensilios y herramientas así como puntas de flecha y las famosas falcatas.
Los Torcades eran un pueblo pacífico y laborioso, bien organizado y muy disciplinado; humilde y valiente, pero extremadamente guerrero y cruel cuando sus enemigos amenazaban sus poblados o sus terrenos de caza.
Adoraban al sol y a la luna entre otras deidades y enterraban a sus muertos en el fondo de las Torcas bajo grandes moles de piedra, colocadas al azar por la naturaleza y otras con su propio esfuerzo.
De aquí arranca la leyenda de la “Peña del Huevo”, gigantesco menhir que custodia los restos del caudillo Torcade, Lerdicio, llamado así porque tardó en hablar cuatro años y su abuelo paterno siempre decía: “El lerdo éste ...”. Cuenta la leyenda que Lerdicio destacaba ya en su juventud por su curiosidad e interés en conocer todas las cosas y misterios de su mundo. En cierta ocasión descuartizó a un primo suyo, que había sido muerto por un jabalí, para conocer como eran los hombres por dentro.
Gran observador del sol, la luna y las estrellas, llegó a la conclusión de que cuando el dios sol se retiraba cada día a descansar, la diosa luna y sus hijas las estrellas se peleaban por alumbrar la oscuridad del firmamento. Despertaba la luna perezosamente, apagando el brillo de las estrellas hasta anularlo y agotada de dar luz al mundo, desaparecía poco a poco hasta esconderse y dedicar unos días al descanso, ocasión que aprovechaban las estrellas para querer lucirse todas y corretear por el universo.
El ansia de aprender de Lerdicio no parecía bien a los ojos de su padre, el caudillo Jabalón, que así llamaban por haber matado en un día siete jabalíes y haberse comido uno, él solo y de una sentada. Éste reprochaba constantemente a su hijo su forma de perder el tiempo.
Una vez Lerdicio pidió al consejo de ancianos que atendieran la explicación de sus descubrimientos sobre los astros. Después de una larga disertación por la que los ancianos se miraban gratamente sorprendidos, su padre Jabalón dio al traste con el discurso pronunciando estas palabras: “Si, muy bien, pero hoy no has ordeñado las cabras”.
Sentía una gran curiosidad por conocer a fondo a su pueblo, consciente de que algún día habría de sustituir a su padre. Por ello, cada mañana acudía a alguna de las chozas del poblado cuyo dueño ya había salido a cazar o conducir el ganado y descubría los secretos que la mujer de éste escondía bajo el manto. Era tal su fama de estudioso que las mujeres del poblado establecían turnos para enseñarle.
Lerdicio asumió muy joven el caudillaje del pueblo Torcade por la temprana muerte de su padre, que murió atragantado al intentar comerse una perdiz de un bocado.
Su vida no cambió mucho por ello, Su padre había mantenido buenas relaciones con las tribus vecinas y establecido acuerdos que aseguraban los terrenos de caza y de pastos. Fruto de esos pactos fueron los diecisiete matrimonios que Lerdicio contrajo a lo largo de su vida. Cada año, al llegar el solsticio de invierno se desposaba con una hija de uno de los diecisiete jefes tribales, así, hasta convertirse en yerno de todos. Aún así, jamás perdió la costumbre de visitar cada mañana una choza del poblado como hiciera de soltero.
Heredó gran riqueza de su padre y acrecentó su patrimonio con las dotes de las diecisiete esposas, hasta convertirse ,aún muy joven, en el caudillo más poderoso de las tierras entre el río Rus y el Júcar, llegando su influencia por el Sur hasta las sierras de El Bonillo y Alcaráz. Ello le permitió seguir dedicando su vida al estudio. No madrugaba. Ya estaba bien salido el sol cuando Lerdicio se levantaba. Comía algo ligero y cumplía con su visita diaria a la choza que tocase. Almorzaba después y salía de caza. Por la tarde sesteaba con una o dos de sus esposas y después atendía los asuntos privados u públicos. Se acostaba tarde, después de haber cumplido con una o dos de sus esposas y haber observado largo tiempo las supuestas disputas de los astros.
Hubo un hecho que le marcó para siempre y que dio lugar a la leyenda que os relato. Cuando murió su padre, Jabalón, fue enterrado en un dolmen en la Torca grande. El cortejo fúnebre lo abría el consejo de ancianos, seguidos de los criados del difunto que portaban vasijas con perfumes y ungüentos y también diversos utensilios, joyas y armas, que acompañarían a Jabalón en la otra vida. A continuación iba el caudillo, tendido en unas parihuelas a hombros de cuatro guerreros, al que seguían las esposas y los hijos.
Al iniciar la bajada a la torca grande, dos jabalíes asustados arremetieron en su huída contra los guerreros que portaban a Jabalón, cayendo éstos junto con el muerto sobre los criados y los ancianos, de forma que todos rodaron cuesta abajo con gran estrépito, desparramando por el suelo el contenido de las vasijas que se hicieron añicos. Al final, el incidente se saldó con tres ancianos, dos criados y un guerrero muertos, que ya de paso, compartieron con Jabalón la última morada.
Lerdicio quedo tan impresionado de ver tanto descalabro que jamás volvió a bajar a las Torcas y dispuso ser enterrado en un lugar entre ambas pero fuera de ellas.
Una vez elegido el sitio, en una hoz poco profunda, encargó al arquitecto Argamasón, al que llamaban “Piedra Lisa” por lo fino que era trabajando la piedra, que construyera una tumba excavada en la roca y hacia abajo con varias dependencias en el interior. La entrada, de forma circular, sería sellada con un impresionante menhir que sería extraído y tallado allí mismo.
Puesto manos a la obra, “Piedra Lisa” excavó en la roca un foso de dos metros de diámetro en la parte superior que ensanchaba hacia abajo hasta conseguir siete metros de profundidad por otros siete de ancho. En las paredes había hornacinas para depositar las vasijas con lo que el futuro difunto dispusiera.
Junto a la boca de entrada, en la ladera, se fue dando forma a un gigantesco menhir de unos diez metros de alto y siendo el doble de ancho en la parte superior que en la inferior. Una vez terminado se deslizaría por la pendiente donde, una vez puesto en pie utilizando palancas y sogas tiradas por animales, encajaría a la perfección en la boca circular, de forma que nada ni nadie pudieran turbar la paz de Lerdicio.
Concluida la obra, con el pie del menhir en la misma boca de la tumba, una idea asaltaba a Lerdicio día a día hasta hacerle perder el sueño. En su ánimo por conocer todas las cosas de este mundo, quería saber también como sería su existencia una vez enterrado en ella; si serían suficientes los útiles, joyas, aderezos, ropajes, ungüentos, perfumes y alimentos. Quería conocer también todos los pormenores de sus pompas fúnebres, de forma que dispuso que fuera enterrado durante diez días, al cabo de los cuales decidiría que cosas eran necesarias y en qué cuantía para el viaje definitivo.
Organizó una ceremonia fúnebre con toda pompa que él mismo supervisó al detalle. El cortejo lo componían en primer lugar el consejo de ancianos ,seguidos de los sirvientes que transportaban innumerables vasijas de barro repletas de cuanto Lerdicio consideró necesario. A continuación cuatro guerreros transportaban unas parihuelas sobre las que iba sentado el caudillo, que miraba a todos lados para no perderse detalle. Le seguían sus esposas a las que había pedido que llorasen como si de un entierro de verdad se tratara y que, sin derramar una lágrima, fue tal el griterío que organizaron que él mismo las iba consolando durante el trayecto.
Llegados a la tumba, se colocó de pie sobre una plataforma de madera sujeta por las esquinas con sendas cuerdas que sujetaban con firmeza cuatro guerreros. Fueron bajando despacio, con solemnidad. El caudillo Lerdicio decía adiós a su pueblo agitando las manos mientras el pueblo gritaba y gritaba de forma que hasta los pájaros huían despavoridos como si fuera una tormenta.
Una vez llegado al fondo , el arquitecto Argamasón puso en marcha el mecanismo que arrastraría el menhir hasta empotrarlo en la boca de la tumba. Una docena de bueyes tiraba de las sogas mientras los hombres de los poblados Torcades aseguraban con unas palancas cada punto de inclinación del menhir. Lentamente fue deslizándose por la ladera y al llegar a la embocadura fue elevándose palmo a palmo hasta conseguir la verticalidad, momento en el cual quedó totalmente encajado habiendo penetrado unos tres metros en la tumba. El proceso duró unas diez horas y concluyó con una clamorosa exclamación de júbilo.
Durante los diez días siguientes, el arquitecto Argamasón fue instalando los artilugios necesarios para levantar el menhir y posarlo de nuevo en la ladera hasta su definitiva utilización.
Llegado el décimo día, los poblados se concentraron en torno a la tumba. Los bueyes se situaron ladera arriba para hacer ascender el menhir y los hombre en la base del mismo para ir apuntalando cada desplazamiento. Pasado medio día desde el primer intento el menhir no se había elevado ni un milímetro. Cundió la alarma y a “Piedra Lisa” un sudor se le iba y otro le venía. Trajeron más bueyes y algunos caballos pero todo fue en vano.
Durante la noche, el hijo mayor de Lerdicio, Esclerotex, envió emisarios a las tribus vecinas en demanda de ayuda. Al día siguiente una numerosa concentración de hombres y bestias hacían pensar en un final feliz para el experimento del estudioso Lerdicio, pero no fue posible. El menhir seguía donde estaba.
Al cuarto día Esclerotex hizo sacrificar al arquitecto Argamasón en honor a los dioses a los que imploraba ayuda. Tampoco dio resultado el sacrificio por lo que, al cabo de tres meses de seguir intentándolo, el consejo de ancianos dio por muerto al caudillo Lerdicio y nombró a su hijo Esclerotex nuevo jefe de los pueblos Torcades.
Durante siglos, el misterio que rodea a la “Peña del Huevo”, nombre por el que se conoce al famoso menhir, ha ido transmitiéndose de boca en boca hasta nuestros días. Muchos han sido los intentos por descubrir la tumba y en todos los casos el fracaso ha acompañado a los buscadores de tesoros; del supuesto tesoro que quedó enterrado con Lerdicio, un caudillo Torcade que quiso saber en vida cómo iba a estar después de muerto, y la verdad, se pasó.


                                                                                                    Paco del Hoyo

HISTORIAS DE LOS TORCADES:

1.- EL FRELISI

Corría el último lustro de los 70. Llevábamos tanto tiempo siendo iguales, según dicen, por decreto, que todos queríamos ser diferentes.
Comenzamos a diferenciarnos por los colores. Colores viejos que se descomponen y colores nuevos que acaban de salir a la luz.
El azul oficial se transformó en agresivo naranja y en tímido azul cielo, aunque una buena parte de él siguió sin decolorarse.
Salió de las cavernas el rojo que pronto derivó en dos, el rojo vivo de calle, igual para todos y el rojo de interior , muy pronto descompuesto en mil tonalidades.
Nació el verde con vocación capitalina. No en vano fueron los de la capital, que al igual que los marcianos, se proclamaron verdes cuando la gente de pueblo ya estaba harta de serlo.
¡Ah! Y el lila, que según cuentan estuvo muchos años escondido en los armarios. Bueno, pues entre todos ellos conformaron un arco iris que los más doctos dieron en llamar “El espectro político nacional”.
Una vez consolidada la diferencia por colores, alguien parió la idea de dividir por lugar de procedencia o nacimiento y rápidamente aparecieron profetas y santones que predicaron la abismal diferencia que existe, por ejemplo entre uno de Minglanilla y otro de Utiel, ya que el primero es castellano y el segundo valenciano; o los del Pirineo de Huesca, diferentes de sus vecinos del Pirineo de Lérida, o sea, todos a tres mil metros de altura, las vacas en el establo y la nieve hasta las orejas.
Nosotros, por ejemplo, dejamos de ser “Castellanos Nuevos” para convertirnos en “Castellanos Manchegos”, aunque fuera a costa de perder Madrid para ganar Albacete, ¡toma castañas!.
Pero aún en estos engendros diferenciales también se marcaban distancias. Por un lado estaban los “diferentes históricos” y por otro los “diferentes recién llegados”.O sea, los de Hospitalet, Amorebieta o Vigo eran “diferentes” desde siempre según parece, en cambio los de Cuenca empezábamos a ser “diferentes” ahora, es decir, advenedizos .
Pero también entre los “diferentes históricos” como en los “recién llegados” había sus diferencias. De los primeros, como los de Bilbao y los de San Sebastián siempre estaban a la greña, no tuvieron más remedio que instalar la capital en Vitoria, casi en Castilla y allí, debajo de un árbol acomodaron al “lendakari”.
De los segundos, los extremeños , por igual razón, tuvieron que inventarse una capital en lo que hasta entonces era una ruina, eso sí, romana y allí, igualmente debajo de un árbol , instalaron al “Bellotari”.
Aquí nos libramos de la quema al perder Madrid y no fue difícil limar las diferencias porque, entregando Cuenca a Dios, Albacete al diablo, Guadalajara a Madrid y Ciudad Real al primero que pasase ¡qué más da!, quedaba sola Toledo, que ya tenía experiencia de capital de Imperio y además estaba acostumbrada a transigir por aquello de las tres culturas. Cosas de la vida que se repiten; ahora cuando un toledano de la corte ve a uno así con cara de ser del Bonillo, yergue la figura, estira el pescuezo y exclama como los de Madrid de principios del pasado siglo “Va, uno de provincias”.
Pero no crean que acabaron aquí las diferencias, nada de eso. A los Manchegos les pareció que La Mancha era muy grande y decidieron que al llegar al Río Júcar dejara de llamarse Mancha para convertirse en Manchuela. Los de la recién bautizada Manchuela reivindicaron los pueblos limítrofes del otro lado del río, con lo cual se ha convertido Sisante en un enclave fronterizo y ya se sabe lo que les pasaba a los de la frontera entre moros y cristianos, que “les llovían” por todos lados.
Fue entonces cuando un grupo de sisanteños de pro, ambiciosos e inteligentes, llegaron a la conclusión de que era necesario elevar a la categoría de normal lo que en la calle ya lo era, con lo cual, el “Sisante unidad de destino en lo universal” del franquismo dio paso al “Hecho diferencial sisanteño” de la democracia.
A partir de ese momento dio comienzo una desenfrenada búsqueda de signos identitarios exclusivos que eliminaran toda duda acerca de la originalidad y singularidad de lo sisanteño . Había que crear un movimiento reivindicativo que defendiera a capa y espada el hecho diferencial sisanteño y difundiera las falacias necesarias para ir allanando el camino hacia la total autodeterminación, vigilante siempre de la pureza de la raza y las costumbres y en total beligerancia con lo nuevo, lo impuro y lo ajeno.
Así nació, en el portal de “6 Flores”, envuelto en los pañales de las revistas sobrantes , lo que dimos en llamar el “FRELISI” o “Frente de Liberación Sisanteño”, apadrinado por los cuatro locos comprometidos con la revista y con Sisante.
La búsqueda fue provechosa y los resultados esperanzadores. Se contrataron sabios “vascones” que iniciaron un estudio antropológico de varios individuos considerados puros de raza. Se tomaron y analizaron muestras y se hicieron mediciones en cabeza, tronco y tronquillo. Aislaron determinados corrales habitados por razas autóctonas de gallinas y conejos; palomares con raza laudina auténtica y tinás con corderos manchegos moteados y capra hispánica dulense.
Llegaron a la conclusión de que los sisanteños proceden directamente de los Iberos “Torcades”, parientes de los “Holcades” que habitaban las tierras del centro y norte de Cuenca. Una rama de los Torcades poblaron Los Palancares y lo que ahora se conoce por Cañada del Hoyo.
Los Torcades sisanteños, bastante más evolucionados, combatieron a los romanos no permitiendo ser colonizados por ellos y obligándoles a trasladar sus rutas más al sur, fuera ya de sus dominios; de hecho y a consecuencia de un continuo hostigamiento, tuvieron que establecer un campamento permanente en Ad Putea, lo que hoy se conoce por Pozo Amargo, para proteger los pozos de agua. Allí sufrieron numerosas incursiones de los Torcades con su Caudillo Reguerón I al frente.
Cuando los Visigodos y su Rey Alarico fundaron Alarcón, ya oyeron hablar de la valentía y el arrojo de los Torcades y cuentan que, solo con oír pronunciar su nombre las mujeres corrían a esconderse en lo más profundo de sus chozas.
Fueron respetados y temidos por los Visigodos y posteriormente por los Musulmanes. Contrariamente a lo que dice la historia de forma interesada, fue el Rey Moro de Vara del Rey, Yusuf el Cabezón, el que rindió pleitesía al Caudillo Torcade “Chafachorras el Cruel”, llamado así por inflingir castigo a sus enemigos machacándoles el pene con dos guijarros. Cada año, coincidiendo con el solsticio de verano, Yusuf el Cabezón acudía a la Peña del Huevo con un tributo de veinte jóvenes vírgenes de ambos sexos (los Torcades en aquellos tiempos ya eran progresistas), cinco machos cabríos, diez gorrinos de San Antón y cien corderos moteados.
Tras la Reconquista, los Torcades establecieron sus fronteras en la Ceja de la Atalaya por el Norte, la Vereda por el Saliente,el Camino Romano por el Sur y la Peña del Huevo por Poniente. Estas fronteras fueron respetadas por todos los nobles cristianos, desde el Infante Don Juan Manuel hasta los marqueses de Villena. El último recital poético que dio el hijo del Comendador de la Orden de Santiago, Jorge Manrique, antes de caer herido de muerte ante el castillo de Garcimuñoz, fue en el balcón de la torca grande.
D. Estornino Pacheco, Marqués de Villena firmó un tratado de amistad y cooperación con los Torcades, permitiéndoles el aprovechamiento de los pastos a cambio de sentar casa solariega en lo que hoy conocemos como Sisante, en donde aún perduran sus blasones.
El proceso de globalización de la economía, es decir del hambre, iniciado en el Siglo XVII dejó su huella en la población Torcade/sisanteña que disminuyó notablemente al no aceptar el trueque de pan por contaminación étnica. Solo su fortaleza física y moral, cuyo secreto fue descubierto a finales del Siglo XX, hizo que el Torcade/sisanteño llegase intacto hasta nuestros días.
Observaron los sabios Vascones que el perímetro craneal era el intermedio entre el de nuestros vecinos del sur y el exagerado de nuestros vecinos de poniente. Determinaron como exclusivo lo que en términos sisanteños se conoce como “la color de la piel”, moreno dorado y estriado en los hombres con frente y cuello blancos, de boina y de pañuelo y blanco de cera en las mujeres, herencia mora de pañuelo en la siega y la vendimia, solo mostrando a la luz los ojos.
Determinante fue también el resultado de la medición de las caderas femeninas, pronunciadas y robustas, evolucionadas a través de siglos de cántaro en una y guacho en la otra.
Pero lo que encumbró de éxito la investigación fue el descubrimiento de los “Glóbulos Mahou” en la sangre, encontrados en perfecta convivencia con los glóbulos rojos y los blancos en un alto porcentaje de sisanteños.
Los glóbulos “Mahou” hacen al sisanteño más resistente al frio y al calor pues metabolizan la “cazalla” de invierno y la “paloma” de verano así como la cerveza y la cuerva, permitiendo al mismo tiempo una alimentación a lo bestia sin apenas acusar trastornos estomacales. Su número es proporcionalmente más elevado en hígado y riñones donde actúan como filtrantes de “tercios”. (El “tercio” es otra de las características del sisanteño puro, que nunca bebe “quintos” y si lo hace, siempre de dos en dos).
Se descubrió también que el RH de los sisanteños es negativo como el de los vascones pero con una peculiaridad añadida y es que cuando el número de glóbulos “Mahou” aumenta en la sangre, el RH da positivo.
De los animales se observaron curiosidades dignas de tener en cuenta por su rareza y singularidad. El “cordero moteado” tiene el mentón más pronunciado y arremete sin piedad contra todo lo que le estorba en la tiná, perro, burro, pastor etc. Su carne cuando es muy jóven no es especialmente apreciada por los sisanteños, por su precio; pero sí en cambio por los catalanes en cuyos mercados se agota a diario el cordero moteado de Sisante.
La “capra hispánica dulense” es un tipo de cabra doméstica de grandes ubres que da leche desnatada, descremada, pasteurizada y condensada, a elegir por el dueño y algunas hasta la dan en polvo en determinadas épocas del año coincidiendo con el celo. Pernoctan en el domicilio familiar y pasan el día deambulando por el campo con “la Dula”, de ahí su nombre de “dulense”.
El conejo sisanteño es el único en el mundo que aguanta tres embites con la coneja sin caerse hacia atrás. Su aroma y sabor son solo comparables con los conejos franceses y los filipinos. ...
Y así uno y otro descubrimiento que dejaron perplejos a la mayoría de sisanteños a la vez que felices por haber encontrado su lugar en la Historia de la humanidad.
Esta empresa jamás hubiera podido llevarse a cabo si no es por el tesón y coraje de los miembros, cada vez más numerosos, del “FRELISI”. No era un movimiento paramilitar ni amparado en la violencia. No pretendía derrotar ni desbancar a nadie, solo reivindicar con argumentos convincentes la peculiaridad del “ser” sisanteño a través del estudio y la investigación.
La misión del “FRELISI” culmino gloriosamente con el Estatuto de Autonomía Sisanteño, cuya redacción corrió a cargo de ese gran personaje que fue Pepe Carioca, el sisanteño adoptivo que amó a Sisante hasta el punto de llevarlo siempre consigo allá donde se encontrara en su Madrid de residencia.
El Estatuto comienza con las siguientes palabras:

Autonomía de la Mancha Meridional Sisante y pueblos limítrofes anexionados
Art. 1º.- Sisante como expresión de su unidad histórica y en el ejercicio al autogobierno que la Constitución reconoce, se constituye en Comunidad Autónoma, anexionándose ...
“6 Flores”, en su afán de hacer Sisante cada día, página a página, va a publicar en las próximas revistas un coleccionable con el Estatuto de Autonomía Sisanteño en honor y como homenaje al más sabio de los sisanteños, José Carralero, alias “Carioca”.
Paco del Hoyo, "6 Flores"